En el año 1995 había muy pocas asociaciones en Vigo (Pontevedra, Galicia) que ofreciesen a la mujer un espacio en el que ampliar sus horizontes intelectuales. “La historia del Club Cultural Gamboa es una historia de mujeres para mujeres y, sobre todo, para mujeres valientes”, dice Poti Balboa, presidenta fundadora del club.
Todo comenzó con un grupo de mujeres llenas de ilusión, algunas de ellas eran supernumerarias del Opus Dei y otras, amigas y cooperadoras. Al principio se reunían en casa de una de ellas. Una vez a la semana quedaban para hablar de cuestiones que les preocupaba como la vida, los hijos, el trabajo o la situación social. Otras veces comentaban lo que había salido en las noticias o los proyectos que tenían entre manos.
Fueron trabajando con mucho rigor e incorporando las actividades culturales, con una inspiración humanística y cristiana que enriqueciera a la mujer viguesa. Hacían carteles para anunciar sus charlas culturales. A veces eran de color rosa, otros verdes, otros azules… Siempre en función del color en el que fuera más barato imprimir, ya que ninguna tenía muchos ahorros para invertir. Enseguida crearon unos estatutos y constituyeron una asociación y en pocos meses tuvieron más de cien socias.
Abrir la puerta de la cultura a la mujer viguesa
La historia del nombre de “Gamboa” tiene un origen histórico ya que en Vigo se celebra por todo lo alto el día de la Reconquista, que conmemora cuando los franceses querían entrar en la ciudad y los vigueses cerraron la puerta de Gamboa para impedírselo y lo consiguieron. “Nosotras, en cambio –dice Marisa Bermúdez, la directora técnica– con el club Gamboa pretendíamos abrir esa puerta, abrirla a la cultura de la mujer viguesa”.
Poco a poco, por el boca a boca, la gente empezó a conocer estos encuentros y también fueron apareciendo manos generosas. Algunos empresarios de la ciudad de Vigo comenzaron a ofrecer salas de sus oficinas para que este grupo pudiera tener sus encuentros en un ambiente más formal.
En aquellos años la oferta de ocio para la mujer se limitaba a ir de compras, a quedarse en casa o a estar en alguna cafetería. Cuenta Marisa Bermudez, una de las socias fundadoras, que por esas circunstancias no les resultó difícil convertirse en un grupo de referencia en la ciudad de Vigo. Las actividades iban cambiando de local según conocidos o instituciones les fueran prestando sus espacios. Los encuentros tenían lugar en auditorios amplios cuando algún ponente, por su cargo en una empresa o entidad, era muy conocido. En las conferencias del club Gamboa participaron profesionales como el psiquiatra Enrique Rojas o la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada.
Gamboa cumple ahora 25 años de actividades destinadas a contrastar y compartir ideas y reflexionar sobre la sociales de cada momento. Aunque está conformado por socias, el grupo se consolidó con tanta fuerza que ellas prefieren decir que son amigas.
Precisamente esa amistad fue lo que les ayudó apoyarse unas a otras y sacar proyectos adelante. Porque no todo eran conferencias, una vez al mes hacían excursiones familiares por los pueblos de Galicia. También sabían pasárselo bien en los meses de verano. Cuando el calor llegaba a las Rías Baixas organizaban un festival de verano en el parador de Baiona. Invitaban a bandas de música y orquestas. Los veraneantes que estaban en la zona aquellos días y llegaban de otras partes de España también se unían a la fiesta y el baile.
De igual forma, otro día de la semana y también una vez al mes, han mantenido la actividad de libro-forum o cine-forum, alternativamente, de manera que durante este periodo y sin interrupción hasta llegar la pandemia de la COVID-19, en el mes de marzo de 2020 y hasta ahora, han sacado adelante una actividad diferente, cada semana de cada mes, los doce meses, durante 25 años.
Reportaje de TVGA (Polo camiño da fe) por el 25 aniversario del Club Cultural Gamboa
Además, también han conseguido tiempo para apoyar alguna labor social; cuando estalló la guerra de Siria decidieron crear un grupo para enviar ayuda humanitaria a los desplazados que viven en muy malas condiciones en el interior de Siria, sin casa, sin ropa, sin comida.
En estos años también han llegado más allá de las fronteras de Galicia. Han viajado a otras ciudades de España como Sevilla, Pamplona o Cantabria. Y más lejos incluso: Alemania, Viena, Tierra Santa, Estambul... A los viajes van matrimonios, amigos y conocidos de las socias. Incluso muchas veces han llegado a ir personas desconocidas, que habían conocido el club Gamboa a través de la prensa local o de sus actividades.
Marisa Bermudez explica que lo que ha permitido que este proyecto se mantuviese activo durante estos años fue la ilusión por ofrecer buenas actividades y ofrecerlas de la mejor forma posible, a personas que tenían ganas de formarse y pasar muy buenos ratos con otras amigas. Gracias a ese trabajo y empeño constante se ganaron un prestigio en la ciudad de Vigo, convirtiéndose en un centro cultural de referencia para mujeres, pero también para las familias y profesionales interesados en el saber.