Por: Nelly Cardona de Botero

Aquí en Manizales, como en tantos lugares del mundo, esta pandemia ha dejado a muchas personas con muchas necesidades. Nuestros seres queridos y cercanos nos fueron la excepción. De hecho muchas personas cercanas a nuestra familia comenzaron a sufrir dificultades económicas, mi esposo, mis hijos y yo sentimos la urgencia de hacer algo que pudiera aliviar las necesidades de algunos de ellos.

Como no somos una familia de muchos recursos y gracias a mis actividades con una empresa de cuidado personal, tengo en inventario algunos productos que podían servirnos. Organizamos una ancheta y ofrecimos un BONO SOLIDARIO, con aportes de acuerdo con las posibilidades de cada benefactor: de diez, quince o veinticinco mil pesos. Se logró una donación importante y 45 participantes.

Con esta ayuda, entregamos un mercado a una familia numerosa, pagamos una factura de servicios en mora de una mujer que tiene su esposo discapacitado, compartimos una ayuda económica a nuestra Parroquia, pudimos dar una ayuda económica a 5 personas para su manutención.

Logramos también ofrecer un buen desayuno con distintos ingredientes a todos los residentes de un hogar de ancianos, que lo disfrutaron mucho, además de algunas golosinas a los que no tenían restricción y que recibieron con gran amor y agradecimiento. A las abuelas les pudimos dar unas prendas de vestir para ayudar en su propósito de estar bien presentadas.

La experiencia fue más maravillosa y enriquecedora para nosotros que para quienes recibieron estas sorpresas. Es muy gratificante conocer anécdotas tan sencillas como que uno de los ancianos al recibir dos golosinas de su dulce preferido, ¡sintiera tanta emoción como si se tratara de un anillo de diamantes!

Gracias a Dios y al ejemplo de la Virgen María tuvimos esta bella oportunidad de ser solidarios.