Beatriz Londoño de Arango: Una supernumeraria que trabajó por una ladera de Medellín

Hace unos 35 años, Beatriz empezó a trabajar en las laderas de Medellín con la Fundación Pro Marginados buscando la manera de mejorar la calidad de vida con programas de vivienda, alimentación, educación y capacitación en la comuna 1.

Hace unos 35 años, Beatriz Londoño de Arango miró hacia arriba, hacia una de las laderas de su Medellín del alma y divisó las incomodidades con que vivían las personas que arañan un pedazo de tierra para construir su vivienda.

Eran familias marginadas de la sociedad y entonces, emprendió el camino para ir hasta allá y comenzó a escuchar primero sobre el listado de necesidades de las personas que habitan en La Avanzada, sector de Santo Domingo Savio, en la Comuna 1 de la ciudad y determinó buscar las maneras para mejorar la calidad de vida de ellas, con programas de vivienda, alimentación, educación y capacitación para la generación de ingresos.

Organizó la Fundación Pro Marginados y comenzó a trabajar con amigos ingenieros, arquitectos y colaboradores.

Si algo les gustó a los beneficiarios fue la forma como ella les prestaba atención para escucharlos. Así supo cómo vivían, cómo eran sus trabajos, sus expectativas de vida, pero, sobre todo, sus sueños.

Primero comenzó con mejoramiento de vivienda. No se puede calcular cuántas casas fueron transformadas de viviendas con tablas, latas y plásticos a fuertes con bases y ladrillo. Más de 300 fueron prefabricadas mientras se buscaban otras soluciones.

Pero también adelantó labores con los niños para que tuvieran mejores condiciones educativas y recibieron también alimentos nutritivos. Fiestas, celebraciones, encuentros y mucha alegría para ella fueron muy importantes.

Su trabajo fue visto por los habitantes de Medellín y en el 2015, el diario El Colombiano reconoció su labor. María Helena, una de las beneficiadas manifestó a la periodista que fue hasta el barrio para escuchar su concepto: “Fue una bendición muy grande. Como dice el dicho: tener casa no es riqueza, pero no tenerla sí es mucha pobreza. Doña Beatriz es muy humanitaria, tiene todo lo bueno que puede tener una persona”.

Estuvo casada con el médico Oriol Arango, fallecido, tuvo dos hijas, varios nietos y otro tanto de bisnietos. Para ella, el deseo de trabajar por los demás es herencia de sus padres Jesús Londoño y María Escobar. “Es una fibrita que viene de los antepasados, lo primero que aprendí fue ver a mis padres cómo se preocupaban por los más necesitados. Creo que lo importante es darles amor, una sonrisa, una voz de aliento”, dijo en la entrevista para El Colombiano.

Conoció el Opus Dei en Medellín y se hizo supernumeraria en 1975. Estuvo en las tertulias con el beato Álvaro del Portillo y con monseñor Javier Echevarría durante sus visitas a Colombia como prelados y participó en muchas actividades apostólicas.

“El Opus Dei me ayudó a entender que soy hija de Dios, también ellos; y que una hija de Dios no podía dejar que otros hijos de Dios vivieran en esas condiciones.”, comentó esta supernumeraria que marchó a la Casa de Dios Padre el día de la Sagrada Familia, 31 de diciembre de 2023.