“Acompañémonos”: voluntarias con personas que necesitan compañía

Cerca de 25 profesionales jóvenes y universitarias hacen parte de una red que une a voluntarias con personas que necesitan compañía por medio de cartas, mensajes y llamadas.

Por Claudia Carbonell

En una conversación con Ana María, una amiga, al recordar las visitas que San Josemaría hacía a los pobres y enfermos de Madrid en los inicios de la Obra, pensábamos cómo podíamos vivir esa costumbre durante el confinamiento. Ana María trabaja en el hospital de San José. Allí hay muchos enfermos que pasan estos días más solos porque sus familiares no pueden acompañarlos como quisieran por la coyuntura del coronavirus o, en algunos casos, porque vienen de fuera de la ciudad. También pensamos en personas mayores que están pasando estos días solas, en algunos casos enfermas o más bajas de ánimo. ¿Cómo poder ayudar? Así surgió la idea de Acompañémonos, una red que une a las voluntarias con personas que necesitan compañía.

Manuela que es universitaria, acompañando a Sara

Mónica comenzó por escribirle a la hija de una paciente con cáncer, que ya estaba en la etapa final de su vida. Han establecido una comunicación fluida que inició por medio de cartas, mensajes y después, pasó a llamadas y ayudas económicas concretas como pañales, cremas, comida con las que ha acompañado a la paciente y a la hija que han pasado por momentos especialmente difíciles. La hija nos contó que ha empezado a rezar el Rosario después de que Mónica les enviara algo que necesitaban. Hace pocos días nos enteramos por Mónica que la señora ha fallecido. Como nos reunimos los sábados para rezar el Rosario, la hemos encomendado muy especialmente.

Otro caso para destacar es el de Catalina que llama a Fabiola, una señora mayor que está enferma y vive sola. Han ido construyendo una bonita relación de amistad: se cuentan historias de vida, rezan el Rosario juntas, se envían mensajes por WhatsApp... Catalina ha prometido ayudarla a que aprenda a conectarse por Google Meet a sus medios de formación. Fabiola dice que Catalina le recuerda a su nieta.

Hemos encontrada mucha disposición para ayudar. Otras personas han colaborado con mercados para familias necesitadas.

La idea es que las voluntarias se anoten a través de un enlace en un formulario en el que nos dicen cómo pueden y quieren ayudar. Hemos empezado sugiriendo cuatro opciones para apadrinar a alguien. La primera consiste en acompañar mediante una llamada, para hablar de cosas positivas y simpáticas, más allá del covid-19. La segunda es acompañar mediante cartas dirigidas a personas enfermas, a las que no se puede llamar. Ana María nos facilita los nombres de personas que ya han dado su consentimiento para que nos pongamos en contacto con ellas. Cuando ella acude al hospital, lleva las cartas a los pacientes. El tercer modo de ayudar es comprometiéndose a acompañar mediante la Comunión de los Santos a una persona concreta, con la oración y el ofrecimiento del trabajo. El último modo es mediante una ayuda económica concreta que puede ser un mercado, un medicamento o algo puntual que se necesite. Obviamente, no son incompatibles entre sí, y la mayoría se compromete a rezar por alguien en concreto, además de ayudar de una de las otras maneras posibles.

¿Cómo contactamos a la gente que necesita ayuda? Por una parte, están los enfermos y las familias de los enfermos que, desde servicio de Psicología del hospital de San José, nos facilitan. Luego hemos preguntado a otros centros de la Obra donde acude gente mayor, si alguna está más sola o enferma y querría participar del programa. Por último, nos han llegado nombres a través de personas conocidas.

En estos momentos, contamos con cerca de 25 voluntarias, en su mayoría profesionales jóvenes y universitarias. Podríamos contar muchas más historias. Entre otras cosas, porque seguimos adelante con el plan y esperamos continuar cuando pase el confinamiento. A veces no es fácil acompañar a alguien que sufre y más si es desde la distancia. Pero de lo que estamos convencidas es que siempre, en todo caso, el beneficio es mutuo. Por eso el plan no se llama Acompañemos, sino Acompañémonos.

Claudia Carbonell