«El Señor me ha casado con los pobres, y estoy encantado»
José Manuel Horcajo lleva nueve años al frente de la parroquia de san Ramón Nonato, un hospital de campaña en Puente de Vallecas (Madrid) abierto todo el día donde los vecinos se encuentran con Dios mientras salen, con ayuda, de la miseria. Es la obra social familiar Álvaro del Portillo. Hombres y mujeres destrozados por el hambre, el maltrato, las drogas, el alcohol y unos hogares en guerra civil, han muerto y han resucitado aquí. No es una manera de decir.
Adiós al paro con más de 60 años
Con esa edad es muy difícil encontrar trabajo, porque la mayoría de empresas prefieren incorporar profesionales jóvenes, así que decidí empezar a rezar la estampa de don Álvaro...
Una oposición redonda
Había una parte del temario que estudiaba mucho, pero me costaba especialmente asimilar, así que le pedí ayuda al beato Álvaro del Portillo.
Mis padres se han vuelto a amar
«Mi familia estaba en un momento de crisis, pues mis padres se peleaban mucho y ya no se hablaban. Los dos andaban, incluso, pensando en separarse...». Así comienza este relato sobre un favor atribuido al beato Álvaro del Portillo.
Una estampa al volante
Conseguí la estampita del beato Álvaro del Portillo y la coloqué al volante de mi carro para no olvidarme todas las mañanas de encomendarle mi intención...
De momento ha abierto los ojos
Mi nieto sufrió un accidente muy grave de bicicleta y estuvo más de un mes en coma profundo sin ningún signo de mejoría...
El diagnóstico fue benigno
Después de cinco horas, le dicen que parece un tumor cerebral en el nervio óptico y que hay que realizar un escaneo... Así comienza este favor atribuido al beato Álvaro del Portillo.
Nuestro primer hijo, el mejor regalo
Esta mujer peruana perdió varios bebés en el primer trimestre de embarazo y durante un año rezó por intercesión del beato Álvaro del Portillo.
El beato Álvaro del Portillo le devolvió la esperanza de ser madre
Estábamos ante una operación que entrañaba muchos riesgos, entre ellos la casi segura posibilidad de que mi hermana no pudiera ser madre... Y entonces un conocido nos habló del beato Álvaro del Portillo.
Siete favores, que yo recuerde…
Quiero contar nuestra experiencia y nuestra infinita gratitud y devoción a don Álvaro. Lo conocimos hace seis años estando en una situación económica muy mala, ya que teníamos cuatro negocios y los perdimos en poco tiempo por reiterados que nos dejaron sin un peso y con muchas deudas.