La oración –recuérdalo– no consiste en hacer discursos bonitos, frases grandilocuentes o que consuelen...
Oración es a veces una mirada a una imagen del Señor o de su Madre; otras, una petición, con palabras; otras, el ofrecimiento de las buenas obras, de los resultados de la fidelidad...
Como el soldado que está de guardia, así hemos de estar nosotros a la puerta de Dios Nuestro Señor: y eso es oración. O como se echa el perrillo, a los pies de su amo.
–No te importe decírselo: Señor, aquí me tienes como un perro fiel; o mejor, como un borriquillo, que no dará coces a quien le quiere. (Forja, 73)
Tu oración no puede quedarse en meras palabras: ha de tener realidades y consecuencias prácticas. (Forja, 75)
La heroicidad, la santidad, la audacia, requieren una constante preparación espiritual. Darás siempre, a los otros, sólo aquello que tengas; y, para dar a Dios, has de tratarle, vivir su Vida, servirle. (Forja, 78)