Universitarios, voluntarios, jóvenes profesionales, familias, adultos y adultos mayores viajaron desde diferentes puntos del país para poder estar en la Plaza San Pedro, junto a Juan Pablo II, el día que Josemaría Escrivá de Balaguer fue proclamado santo. Sin duda, fue una experiencia única e irrepetible que nos cuentan, cada uno con su estilo y de acuerdo con sus circunstancias, estos diez chilenos convocados para la ocasión. Esto es lo que recuerdan hoy, diez años después de aquel 6 de octubre de 2002.