Una onda expansiva

Las buenas ideas se copian, contagian o comparten. Aquí hay una con un poco de todo eso.

- Aló, Gabi, ¿tienes unos minutos?

- Sí, estoy disponible; tengo una entrevista en 10.

- Nos llegó de rebote esta historia que al parecer tú contaste.

- ¿A ver?

- Que estás trabajando en la Clínica Universidad de los Andes en un voluntariado y una persona te escribió para participar y cuando le pediste un poco de información para agendar una entrevista te llamó la atención que no tenía ninguna relación con la Clínica ni con la Universidad y además vivía lejos de allí. ¿Cómo llegó a esto, pensaste, si casi no hacemos difusión? ¿Será un infiltrado? Lo entrevistaste y se te dio vuelta la tortilla... Un familiar había sido derivado a la Clínica desde un hospital público y tuvo una muy buena experiencia durante esa estancia crítica y dolorosa. Quedó tan agradecido que buscó la forma de darle las gracias a la Clínica. Buscando en la página web te encontró y te escribió. ¿Es cierta la historia o es fake news?

- Así fue. Y lo más triste es que aún no lo puedo contactar porque eso ocurrió en plena pandemia y ahora estoy con 30 voluntarios en espera. Gracias por recordármelo para escribirle.

Los siguientes minutos fueron anécdota tras anécdota de todas las sorpresas y alegrías que se ha llevado en este nuevo trabajo.

- Gabi, todo esto merece ser contado por sus protagonistas.

Gabi, jefa del voluntariado de acompañamiento del paciente y familia.

Ella es Gabi. Difícil pillarla desocupada -aunque devuelve todas las llamadas- porque su trabajo ha agarrado mucho vuelo. Desde diciembre está a cargo del voluntariado de la Clínica que existía hace 4 años y hoy su misión es hacerlo muy profesional. Cada inscrito requiere al menos una entrevista y tres capacitaciones.

“Trabajarán con vidas... Hay que hablarles sobre confidencialidad del paciente, cómo atender a adultos mayores y enseñarles todos los protocolos sanitarios. El voluntariado se centra en todos los hospitalizados, aunque nos preocupamos especialmente por las personas que llegan derivadas de hospitales, ellos entran con lo puesto y nos encargamos de darles ropa, acompañarlos, ayudarlos con trámites, acercarlos de alguna manera a sus familiares porque por la emergencia sanitaria no pueden visitarlos. Pero pienso que lo más maravilloso es conversar con ellos, oírlos, que se sientan acompañados y queridos.

Le pregunto a los voluntarios si rezan, porque los pacientes asocian esta Clínica con la religión (...) El otro día llegó una voluntaria muy emocionada a decirme que una paciente se quería bautizar. Debía estar unos meses hospitalizada por complicaciones en el embarazo”.

Jose y Javi son las manos derecha e izquierda de Gabi. Desde Capellanía de la Universidad de los Andes promueven este voluntariado con el nombre Lúmina.

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Jose, encargada de Lúmina

“Todos ellos, a los que acompañamos, han estado cerca de la muerte y eso hace que sea muy fácil y rápido hablar de Dios. Intento darles esperanza, decirles que Dios sabe lo que están viviendo y que no los deja nunca solos. Pero lo más impresionante es que muchas veces son ellos los que me animan y llenan de energía a mí. Una señora me decía ¡me encontré con Dios aquí!”

COMO UNA ONDA EXPANSIVA, EL VOLUNTARIADO DE LA CLÍNICA HA IDO INVOLUCRANDO A ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES –CON LA INICIATIVA "LÚMINA"–, A VECINOS DE LA CLÍNICA E INCLUSO A FAMILIARES DE PACIENTES

Juanita, voluntaria de la clínica: acompañamos en la soledad e incertidumbre

“Es muy emocionante y he encontrado mucho más de lo que esperaba; por mí vendría todos los días. La pandemia, personalmente, me incentivó porque veo que la gente ahora lo necesita más, están solos y este tipo de acompañamientos los agradecen mucho”.

Juanita se forra en plástico y luce su pechera todos los miércoles desde abril.

“Se nota la preocupación por la salud espiritual de los pacientes, respetando mucho su libertad personal. Una enfermedad es un tiempo para reflexionar, no hay visitas, y agradecen la compañía en momentos de incertidumbre, duda, miedo y soledad. Si lo piden, pueden recibir sacramentos, una bendición, rezar con ellos”.

¿Miedo? Todos lo han sentido, entrar voluntariamente a las zonas de contagio es un riesgo que podrían considerar innecesario, pero la experiencia de este voluntariado los ha llevado a ver que esto se está transformando en una necesidad para su felicidad y bienestar.

Eduardo, voluntario: Aquí he visto la otra cara de la pandemia.

“Hace 3 años, cuando estaba en IVº medio mi abuela sufrió un grave accidente, estaba en el hospital muriéndose, literalmente, y en eso nos avisaron que por ley de urgencias la iban a transferir a la Clínica de la Universidad de los Andes, donde estuvo 5 meses en la UTI, con 14 operaciones de alto riesgo en las que el doctor nos decía que fuéramos a despedirnos porque podría ser la última vez.

Mi abuela es de las que hacía de todo ella sola, estaba ‘chatísima’ después de tantos meses acostada. Creo que fue el trato que recibió y poder tener compañía lo que la ayudó a recuperarse, a tener ganas de seguir adelante y ser fuerte. Fue un antes y un después para la familia.

No sé si es como una deuda el voluntariado que estoy haciendo ahora. El apoyo psicológico es el 50% de la recuperación del paciente y estas personas están solas, aisladas. Entonces lo que podemos hacer es realmente impactante en sus vidas. Conversamos, los acompañamos, muchas veces los conectamos con sus familias.

Hubo un caso que me conmovió mucho; una mujer que estaba muy mal, física y emocionalmente. Estuve mucho tiempo con ella, como una hora y media, recuerdo que le di ánimo, ganas de vivir, oramos juntos, me conseguí el número de su hija con las enfermeras porque ella estaba sin su celular y nos pudimos conectar con ellos. Ella estaba muy mal, muy mal… y cuando hace poco me enteré que la habían dado de alta me alegré muchísimo.

Con este último testimonio cerramos la nota, pero la historia queda cada vez más larga, porque se van cerrando eslabones en la cadena de servicios y gratitudes que mueven a devolver lo recibido, expandiendo las ondas de las buenas acciones.

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