Virgen del cerro san Cristóbal: renovar el alma de Chile

Un matrimonio de arquitectos relata cómo fue la reparación de esta histórica imagen de nuestro país, su coronación, y cómo desde lo alto, tan cerca de Ella, sintieron que se reparaba en parte “el alma de nuestra querida ciudad, del país y de su gente, que ha sido tan golpeada en este último tiempo”.

Reparación de la imágen de la Virgen del Santuario de la Inmaculada Concepción del Cerro San Cristóbal

“Junto con todo el equipo de maestros y profesionales que hemos tenido el privilegio de trabajar en esta obra, podemos decir que no solo hemos reparado la imagen de Nuestra Madre del Cielo, la hemos coronado como Reina de nuestra ciudad y de nuestras vidas y hemos reparado en parte el alma de nuestra querida ciudad, del país y de su gente, que ha sido tan golpeada en este último tiempo. Creemos que devolver la esperanza y en parte la alegría a mucha gente ha sido uno de los frutos que ha traído consigo esta obra”.

Son las palabras de Ximena y Cristián, un matrimonio de arquitectos que trabajó en esta reparación y coronación y que esperan que “la “renovada” Virgen renueve también nuestros corazones, nos convierta a todos y nos haga crecer cada día más en nuestro amor a Dios y al prójimo”.

Este es su testimonio.

A los pies de María: reparar su pedestal

“A fines del año 2019 se nos solicitó por parte del Rector del Santuario, Padre Carlos Godoy, una visita de inspección técnica a raíz de algunos desprendimientos de trozos de estuco del pedestal que sirve de base a la imagen de la Virgen del cerro San Cristóbal.

Luego de una visita al lugar, junto con un ingeniero del arzobispado, a principios del año 2020, se constató que la falla correspondía a una moldura que estaba agrietada en múltiples lugares y que por tanto no era una falla estructural sino de un elemento decorativo del pedestal de la escultura. Estaba hecha con malla de gallinero estucada, como se hacían las cosas a principios del siglo pasado y por el tiempo, las filtraciones y factores ambientales, se estaba agrietando y desprendiendo, poniendo en peligro a los visitantes y obligando a cerrar el acceso público al Santuario.

Alguno de los daños que tenía la Virgen previo a su reparación

Se decidió reemplazar completamente la moldura por una nueva de fibra de vidrio, para lo cual se tomó el molde de la original, logrando así una imagen similar, pero mucho más liviana, duradera y sin problemas de humedad o de posibles desprendimientos en el futuro.

Como debíamos instalar andamios, se decidió aprovechar de pintar la escultura de la Virgen, lo que no se hacía desde el año 2012. Se contactó a un par de empresas constructoras y expertos en estructuras de fibra de vidrio y en armado de andamios para presupuestar y adjudicar las obras.

Los trabajos en terreno empezaron a comienzos de noviembre de 2020 con la instalación de los andamios en todo lo alto de la imagen, aunque las molduras prefabricadas ya estaban ejecutadas. Estas calzaron bastante bien y se logró realizar todos los trabajos de la forma y en los tiempos que estaban previstos.

Devolver su corona

En la última visita de obra del día jueves 26 de noviembre, el administrador del Santuario nos contó que tenía unas estrellas guardadas de una antigua corona que alguna vez tuvo la Virgen. Pedimos verlas pensando que no podía ser que restaurásemos la imagen de la Virgen sin devolverle su corona de estrellas. Eran solo 11 -faltaba una- y estaban bastante oxidadas y en mal estado de conservación. Tenían 100 años de antigüedad, gran valor patrimonial y eran parte de la historia del santuario, por tanto había que hacer algo con ellas.

Buscamos fotos históricas y efectivamente aparecía la Virgen con su corona de estrellas en unas fotos de 1919, en donde posaba el arzobispo de la época Monseñor Crescente Errázuriz con la Virgen coronada detrás. Ahí se tomó la decisión de fabricar la doceava estrella, construir el soporte y coronar a la Virgen antes del martes, día en que se retiraban los andamios; es decir, teníamos cuatro días para completar el trabajo. Ese día jueves medimos con precisión la fijación que tenía la Virgen apernada sobre su cabeza y que había servido de soporte de las dos coronas anteriores. Las 11 estrellas metálicas fueron trasladadas al taller de Alejandro Pinto, maestro especialista en fierro artístico, quien luego de entender la urgencia e importancia del encargo, accedió de inmediato a tomar el desafío.

En esa misma reunión se definió la estructura, ya que el soporte tenía que ser fabricado el viernes para lograr cumplir con los plazos.

Eugenio Joannon Croazier, arquitecto e ingeniero francés que llegó a Chile en 1889 fue quien diseñó el pedestal de la Virgen y quien trajo la escultura en trozos desde la fundición Val d’Osne en Paris, Francia. La imagen de 12,3 metros de alto y de 36,610 kgs de peso corresponde a una réplica de la Virgen de la plaza España en Roma, la cual tiene la corona de 12 estrellas sobre su cabeza. Está construida en base a 39 piezas de fierro fundido, apernadas entre sí como si fuera un puzzle en 3D. El terreno donde está instalada, la cumbre del cerro San Cristóbal corresponde a un terreno cedido por un privado al Arzobispado de Santiago para celebrar los 50 años de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Las piezas se subieron en carreta a la cumbre del cerro San Cristóbal en un camino especialmente construido y habilitado para este evento.

Un desafío con plazos imposibles

Al comprender la magnitud del desafío que habían tomado nuestros antepasados no podíamos actuar de otra forma. El maestro especialista en fierros, requería la subcontratación urgente de una empresa experta en cilindrar perfiles para fabricar los dos arcos, que después se conectarían para formar el anillo metálico de la corona a la cual se fijarían las estrellas. En la empresa le dijeron que estaban copados de trabajo, que podrían atenderlo en un par de semanas más. Cuando el maestro les explicó que eso no le servía, porque era un encargo urgente para devolverle la corona a la Virgen del San Cristóbal, accedieron de inmediato, cambiando el orden de las prioridades y sacando adelante el encargo.

La corona en el taller de Alejandro.

El sábado ya se tenía claridad del costo total de la corona y ese mismo día se inició una campaña de recolección de fondos y el domingo en la noche, ya se había recaudado lo que se necesitaba.

El fin de semana Alejandro trabajó sin parar con dos ayudantes reparando las 11 estrellas y armando la que faltaba, para luego soldarlas a la corona y tenerla lista para ser pintada y montada durante el lunes.

Hubo muchos detalles a los que nadie pudo quedar indiferente, como que se tuvo que subir la corona sin poleas o, que el sistema de fijación funcionó en un segundo intento, luego de realizar algunos ajustes ahí mismo, a 20 metros de altura.

Parte del equipo encargado de la restauración de la corona.

Finalmente se logró fijar en posición la nueva corona de la Virgen y llegó el momento de la calma, para aprovechar de tomar algunas fotos con el atardecer de Santiago de fondo. Fue un momento muy especial para todos, donde se sentía demasiado la presencia de la Virgen y su mano protectora y generosa, que barrió cualquier rastro de indiferencia, incluso entre los no creyentes que se contaban esa tarde sobre los andamios. Terminamos con una oración presidida por el sobrino bisnieto de uno de los donantes del terreno del santuario, quien no pudo no estar presente en un momento tan especial.

Renovar corazones

Fue una de las experiencias más emocionantes que nos ha tocado vivir. Pudimos ver y sentir que, detrás de todo, y como muchas veces en nuestras propias vidas, estaba la mano todopoderosa de Dios y la compañía de la Virgen permitiendo que todo se diera de maneras y en tiempos que humanamente cualquiera hubiera pensado imposible.
Al estar cerca de esta imagen se produce una atracción y un cariño muy potente con la Virgen. Se la ve siempre a la distancia, pero al estar cerca de Ella y poderla tocar, reparar, pintar y renovar, nos sentimos mucho más vinculados que antes a Nuestra Madre del Cielo.

Video T13.cl:

Solo nos queda rezar mucho más que antes, para que la “renovada” Virgen renueve también nuestros corazones, nos convierta a todos y nos haga crecer cada día más en nuestro amor a Dios y al prójimo y nos regale todas las gracias que necesitamos para trabajar por la venida del Señor, para que reine no solo en nuestros corazones, sino que en el mundo entero.

Junto con todo el equipo de maestros y profesionales que hemos tenido el privilegio de trabajar en esta obra, podemos decir que no solo hemos reparado la imagen de Nuestra Madre del Cielo, la hemos coronado como Reina de nuestra ciudad y de nuestras vidas y hemos reparado en parte el alma de nuestra querida ciudad, del país y de su gente, que ha sido tan golpeada en este último tiempo. Creemos que devolver la esperanza y en parte la alegría a mucha gente ha sido uno de los frutos que ha traído consigo esta obra.
Cristián Sáez A.
Ximena Joannon C.
Arquitectos PUC
Sáez Joannon Arquitecto