Virgen de Lo Vásquez: Una devoción de multitudes

El ocho de diciembre es una fecha que año a año congrega a cerca de un millón de peregrinos en el santuario de Lo Vásquez, quienes recorren la carretera a pie o en bicicleta con gran esfuerzo, con el objetivo de mostrarle su amor a la Inmaculada Virgen María.

San Josemaría señalaba sobre el Rosario “Ojalá sepas y quieras tú sembrar en todo el mundo la paz y la alegría, con esta admirable devoción mariana".

Una tradición en la que participó san Josemaría

Como ya es tradición, año a año, la ruta que une las ciudades de Santiago y Valparaíso corta el tránsito para aquellos feligreses que desean peregrinar hasta este Santuario ubicado en la comuna de Casablanca, Región de Valparaíso. Dos días en que cerca de un millón de personas de todo el país se reúnen en este lugar con el propósito de venerar la imagen de la Purísima de Lo Vásquez como la Inmaculada Concepción.

Cada quien hace su andar, a su paso y a su modo, a pie, en bicicleta, en carreta, en moto…

Quienes recorren los 32 kilómetros que unen Valparaíso con el Santuario – o 70 desde la capital- muestran su cariño a Nuestra Señora peregrinando de noche para evitar que el calor del día los pueda deshidratar. Los que han realizado la ruta señalan que las altas temperaturas pueden, incluso, fundir el alquitrán de la carretera.

Cada quien hace su andar, a su paso y a su modo, a pie, en bicicleta, en carreta, en moto… Incluso muchos de los peregrinos recorren los kilómetros finales de rodillas como muestra de su devoción.

Al igual que estos miles de chilenos, San Josemaría también estuvo allí un 8 de julio de 1974. Junto a un grupo de fieles y Cooperadores del Opus Dei, realizó una romería. De rodillas y con el templo repleto de personas, rezó el rosario con pausa y devoción.

El Pbro. Sergio Boetsch, Vicario regional del Opus Dei en Chile, quien asiste casi todos los años para confesar, rememora algunos episodios de aquella vez:
“Alguna vez San Josemaría nos contó que un Obispo, amigo suyo, decía antes de morir que ´la madre de Dios atrae a las multitudes´. Muchas veces he recordado esa expresión al ver ese mar de gente junto a la Virgen, en Lo Vásquez. También nos dijo que se había emocionado y que iba a decir por ahí que `los chilenos sabíamos rezar´. Le impresionó la piedad del grupo de personas que lo acompañaron en esa oportunidad.Y durante su estancia en nuestro país fomentó mucho todas las devociones, especialmente el rezo del Rosario”, recuerda.

Es muy épico todo, uno llega con un gran cansancio después de haber caminado toda la noche.

Cada caminante vive la peregrinación de manera particular. Felipe Luna, profesor del Colegio Nocedal, relata: “La peregrinación es una caminata en silencio y en oración. Es muy épico todo, uno llega con un gran cansancio después de haber caminado toda la noche. Pero lo lindo es darse cuenta de que hay miles de personas en tu misma frecuencia… Ver a esa multitud da mucha esperanza. La peregrinación siempre ha sido muy importante en la Iglesia y es fundamental que ese espíritu se mantenga en todos nosotros, no lo podemos apagar”.

Felipe Luna junto a Andrés Ruiz Tagle, ambos docentes del Colegio Nocedal de La Pintana.

“La fe sigue brillando”

Asimismo, cada quien tiene sus propios motivos por los que agradecer y pedir. “El fin de ir a la Virgen de Lo Vásquez es el cariño, tengo tanto que agradecerle. Siempre hay muchas peticiones de amigas, la familia, compañeras de trabajo, en fin. ¡Me faltan kilómetros para terminar de agradecer!” relata América Benítez, Asistente de Dirección de la Clínica Universidad de los Andes. Mientras tanto, el abogado Rafael Arnaiz añade: “Ojalá todos puedan ir, pues es una experiencia extraordinaria. El objetivo es rezar, ofrecer, alabar, dar gracias por todo; este viaje te enseña que se puede ser muy feliz con poco. Dios vive y se muestra en la gente más sencilla”.

Lo Vásquez ha sido la fuente de gracia y bendición del pueblo chileno durante años, pues las conversiones son innumerables. Así lo expresa el padre Francisco Javier Larraín: “Esta manifestación de piedad popular es la fe del pueblo sencillo que abre su intimidad para recibir la ayuda de la Virgen. El día 8 se celebra allí la Misa cada hora y se disponen alrededor de 30 confesionarios para confesar a los peregrinos. El caminante tiene que abrir su sendero, a golpe de decisiones de conversión, que nos ayudan a recomenzar con mayor ilusión lo que queda por caminar”. Complementando la idea de cómo el 8 de diciembre es un tiempo de gracia, el padre Sergio Boetsh, añade: “Nos pasamos muchas horas atendiendo a la gente, a veces toda la noche. Creo que es muy bueno ver a tantas personas que se sacrifican por mostrarle su amor a María. La gran asistencia a Misa es un testimonio de fe maravilloso y las confesiones de esa jornada me conmueven profundamente”.

Juan Rafael Arnaiz, junto al grupo de peregrinos en 2017.

Similar visión tiene Felipe Luna, “Las horas de cansancio que supone peregrinar, sirven para darse cuenta de que la Iglesia está muy viva, que la fe sigue brillando, actuando y lo más lindo es que no hay vergüenza de expresarla públicamente”.

“Las horas de cansancio que supone peregrinar, sirven para darse cuenta de que la Iglesia está muy viva"

El pontificado del Papa Francisco ha estado marcado por los conceptos de acogida y misericordia: “¡Cuánto deseo que (…) nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia!”, dijo en su mensaje para la Cuaresma de 2015. Y para el vicario del Opus Dei en Chile, esta peregrinación tiene definitivamente ese acento especial: “Siempre me ha gustado mucho ver a los seminaristas atendiendo a los peregrinos y acompañando a los que llegan. Trabajan toda la noche con una sonrisa, son muy eficaces y un gran ejemplo de la acogida que el Papa nos pide tanto para la Iglesia”.

Para ver el video de san Josemaría rezando en el santuario de Lo Vásquez y conocer el origen de la iniciativa, haz clic acá