Malabares de un inmigrante

Cuando Henry narra su historia –dejar su país, llegar a Chile, las privaciones por las que pasó– se ve que al igual que San José que tuvo que dejar su patria, requirió de esa “valentía creativa” de la que habla el Papa Francisco para enfrentar los desafíos de esta nueva etapa de su vida familiar.

En medio de las dificultades, el cuidado amoroso de Dios estuvo siempre presente. Henry, Brenda y sus hijos Ángela y Fabrizzio.

Henry (44) es venezolano y vive en Chile hace cuatro años. Tras sufrir la abrupta devaluación de sus ahorros en su país, buscó emigrar para dar a su familia seguridad y mejores oportunidades. Tuvo que hacer “malabares” y sacrificios para poder traer a su señora y sus dos hijos a vivir con él. En el año de San José, Henry recuerda ese rasgo del esposo de la Virgen María que el Papa Francisco describe en la carta apostólica Patris Corde: la “valentía creativa”.

“MUCHOS DE MIS AMIGOS SE PERDIERON EN MALOS AMBIENTES, E INCLUSO ALGUNOS MURIERON A CAUSA DE LAS DROGAS, POR LO QUE SIEMPRE AGRADECERÉ HABER CONOCIDO A DIOS Y HABERME FORMADO EN LA PARROQUIA”

Nació en Punta de Mulatos, en el barrio Guanape II, sector muy marginal y peligroso en La Guaira. Su abuela lo llevó a la parroquia Divina Misericordia para que lo prepararan a recibir la Primera Comunión, según señala, más por el evento social que por el cariño a la Eucaristía. Sin embargo, Henry aprovechó muchísimo esta oportunidad: participaba en el Club San José, donde los sacerdotes –más tarde se enteraría que eran del Opus Dei– organizaban paseos, conoció amigos y principalmente recibió una formación que hasta hoy agradece porque le permitió desarrollarse y “ser alguien que vale la pena”, enfatiza. Agrega que “me fui encantando y acercando mucho a Dios, rezaba y vivía algunas normas de piedad. De adolescente leí Camino y conversaba con el padre Martín Vega, al igual que Brenda, mi esposa, aunque aún no éramos novios, pues nos enamoramos ya de adultos".

La valentía creativa a toda prueba

Luego de evaluar diferentes países donde poder vivir con su familia, Henry llegó a Chile. Aunque es profesor, su primer trabajo fue como recepcionista en la consulta de un radiólogo. Cuenta que ideó un sistema para atraer pacientes que hasta el día de hoy su ex jefe agradece y aún se mantienen en contacto. Con su trabajo pudo arrendar una pieza que –recuerda– estaba llena de arañas y era muy pequeña: “pero hacía ese sacrificio para poder ahorrar y traer luego a mi familia, porque estaban pasando hambre y escasez en Venezuela”.

“Le debo mucho al Opus Dei, mi formación y los valores que me enseñaron me han hecho el hombre que soy hoy”

Para ayudarlo en sus trámites migratorios, un amigo venezolano lo contactó con Rafael, un cubano residente en Chile. No sabía que era del Opus Dei y fue una nueva “coincidencia” que lo llevó a conocer más de la Obra. Se fueron haciendo amigos y Rafael lo invitó a recibir formación y a confesarse en “Bustamante”, un centro del Opus Dei. Henry lo agradece ya que “Rafael me adoptó en el plano espiritual y gracias a que me mantuve cerca de Dios, tuve la fortaleza para seguir adelante, a pesar de estar separado de mi esposa y mis hijos”.

"El mejor papá del universo" escribieron sus hijos en una cariñosa tarjeta para el pasado "Día del padre".

En una misa dominical conoció a la directora de un colegio de la Sociedad de Instrucción Primaria, quien lo recomendó para trabajar en un colegio. Estuvo dos años ahí y luego Rafael le comentó que en el Colegio PuenteMaipo, de la comuna de Puente Alto, buscaban un profesor de religión. Al poco tiempo de hacer clases allí, le ofrecieron ser profesor jefe para 8° básico. “Lo vi como una oportunidad de tener un mejor trabajo y ha sido la mejor decisión que pude tomar”, comenta Henry. Agrega que “este colegio de la Fundación Nocedal está ubicado en un barrio similar al de donde yo crecí, y da a los niños las herramientas y posibilidades para que se desarrollen en un ambiente protegido y con valores cristianos. Yo los aliento a que participen de las actividades recreativas y de formación del Club Trile, igual como lo hice en mi niñez”.

Henry es profesor jefe de 8vo básico en el colegio PuenteMaipo de Puente Alto.

El reencuentro familiar

El 2019, tras dos años separados, la familia se pudo reunir. Brenda viajó con Fabrizzio (13) y Ángela (6), que dejaban con nostalgia a su abuela y sus primos, aunque sabían que en Chile estarían mejor y, sobre todo, juntos otra vez.

Henry cuenta que la emoción al recibirlos fue inmensa y que “valieron la pena todos los sacrificios de estos dos años y lo volvería a hacer solo por poder dar a mi familia la seguridad y tranquilidad que se merecen. Si hubiéramos seguido en Venezuela estaríamos pasando hambre; en cambio hoy tenemos un techo, agua potable y comida, lo que valoramos cada día”.

Su cariño a Dios y al Opus Dei lo llevó a pedir ser cooperador en febrero de 2021. Siempre ha tenido como modelo a San José “aunque son unos zapatos muy grandes –enfatiza–, porque él siempre se mantuvo alegre a pesar de vivir muchísimas dificultades, por lo que es un tremendo ejemplo a seguir, especialmente en los momentos en que uno se siente agobiado y cuesta mantener la fe y la confianza en la Providencia Divina”.


El Papa Francisco durante su visita a Chile en 2018 hizo un llamado a acoger al inmigrante. Te dejamos este video que recuerda esos momentos y una iniciativa de alumnos de la Universidad de los Andes de enseñanza del español a inmigrantes que trabajan en el campus universitario.