A lo largo de casi un año, el Papa Francisco ha dedicado sus catequesis semanales a meditar sobre la esperanza. “La necesitamos mucho”, decía el Santo Padre al iniciar este recorrido: “¡Necesitamos esperanza! (...) La vida es a menudo un desierto, es difícil caminar dentro de la vida, pero si nos encomendamos a Dios puede llegar a ser hermosa y ancha como una autopista”.
¿Cómo pedirle a nuestra madre en este mes suyo , un corazón lleno de esperanza cristiana? ¡Con jaculatorias! San Josemaría, en su amor a Santa María, fue especialmente fecundo en jaculatorias; oraciones breves y vibrantes que tiene siglos en la tradición de la Iglesia.
En su amor a Santa María, San Josemaría fue especialmente fecundo en jaculatorias, oraciones breves y vibrantes que tienen siglos en la tradición de la Iglesia. Por ejemplo, acudía a la Virgen como la Reina de cada país en el que el Opus Dei iniciaba su trabajo apostólico. Así, al llegar o al sobrevolarlo, si cruzaba su espacio aéreo, le decía: Reina de Alemania, Reina de Kenia, Reina de Venezuela… o ¡Madre del Amor Hermoso, ayuda a tus hijos!, ¡Santa María, Esperanza nuestra, Esclava del Señor!, ¡Madre, manifiesta que eres Madre!... (Cfr. Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei, 674)
Este Mes de María, que tendrá días de coincidencia con el tiempo de Adviento, podremos también mirar a María en Belén bajo este prisma: “Miramos a María, Madre de la esperanza. Con su “sí” abrió a Dios la puerta de nuestro mundo: su corazón de joven estaba lleno de esperanza, completamente animada por la fe; y así Dios la ha elegido y ella ha creído en su palabra. Aquella que durante nueve meses ha sido el arca de la nueva y eterna Alianza, en la gruta contempla al Niño y ve en Él el amor de Dios, que viene a salvar a su pueblo y a toda la humanidad. (Papa Francisco, El nacimiento de Jesús, fuente de la esperanza. Audiencia general · 21 de diciembre de 2016).
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