“Soy como el huracán: si creo ver algo, me lanzo a conseguirlo”

Gloria Aguayo es profesora de Historia en el colegio Itahue de Concepción, Chile. Cuando presentó su currículo, nunca había oído hablar del Opus Dei. Allí se enamoró de la doctrina de san Josemaría sobre el trabajo.

Gloria Aguayo y Elena Prieto

"Lo primero que me llamó la atención –relata Gloria– fue la doctrina de san Josemaría sobre el trabajo. Me di cuenta que esto era lo que estaba buscando y quise pedir la admisión como Supernumeraria del Opus Dei, de inmediato. Soy como el huracán: si creo ver algo claro, me tiro de cabeza a conseguirlo. Comencé a asistir a los medios de formación y lo primero que tuve que hacer fue tranquilizarme y darme cuenta que tenía que hacer la voluntad de Dios y no la mía. Y El quería, y me lo fue mostrando poco a poco y en concreto, que corrigiera mi carácter. Era muy explosiva con las alumnas, tenía un trato brusco con mis compañeros. Pero, con la paciencia de las personas de la Obra, fui comprendiendo que primero tenía que bajar mis decibeles e ir cambiando mi actitud".

–¿Le costó tener que esperar?

–Sí, porque yo quería todo inmediatamente. Decía: yo lo veo, es lo mío. Cuando comprendí que la vocación llegaría cuando Dios quisiera, fue más rápido. Entendí que Dios quiere que vaya mostrando la Obra a mis colegas y alumnas con mi ejemplo. Y que esto debo hacerlo para la gloria de Dios.

Gloria con profesoras del Itahue

–¿Qué cambió en su vida?

–Primero que nada, mi carácter. Yo no me doy cuenta, pero los que me rodean, sí. La sonrisa, ayudar a los demás, el buen trato. Eso se lo debo a la ayuda de Dios y a la paciencia de las personas del colegio para rezar y esperar.

Carmen Gloria vive actualmente con su madre, una cuñada y dos sobrinos. Su padre murió hace casi dos años de un cáncer al esófago y esa enfermedad le permitió a él experimentar una verdadera conversión.

"Fue impresionante el apoyo que me dieron las personas de la Obra. Llegaron todas a acompañarnos y a rezar con nosotros, lo que nos dio a mi madre y a mí una gran tranquilidad. Me di cuenta que el Opus Dei es una gran familia".

–¿Recuerda algún favor especial de san Josemaría?

–Me ha hecho muchos, pero hay uno para mí muy especial. Tenía unas ganas inmensas de ir a la canonización y con gran esfuerzo junté el dinero para los pasajes. Justo el 28 de septiembre, mi padre cayó enfermo con un coma diabético y tuvimos que hospitalizarlo. Me encomendé a san Josemaría con verdadera intensidad. Pero a medida que pasaban los días me fui abandonando a la voluntad de Dios y desprendiendo del deseo de ir a Roma. ¡Lo más increíble es que dos días antes de la partida, a mi papá lo dieron de alta y pude viajar!

"Pero el gran favor que me ha hecho es encontrar el Opus Dei. Soy de Tomé y allí la misa dominical es el panorama familiar. Yo trabajaba mucho en la parroquia, iba a Misa los domingos y recibía los sacramentos, pero no tenía suficiente formación. En la Obra he aprendido mucho y lo más importante es que he encontrado un sentido para mi vida: Dios me puso acá para acercar a las niñitas a El. Las encomiendo permanentemente y conversamos de Dios y de los temas que a ellas les interesan. En el último retiro que organizamos para alumnas de 3° y 4° medio había espacio para veintiún niñitas ¡y llegaron treinta, en sacos de dormir! Estar en el Opus Dei ha sido, en todo sentido, felicidad".