Restauración de los mantos de la Virgen de Lo Vásquez

50 años después de la romería que san Josemaría hizo al Santuario de Lo Vásquez, la Virgen es la que “sale” a visitar algunas iniciativas apostólicas que surgieron tras ese viaje pastoral. En estos días se preparan los lugares en los que se venerará la Purísima y un grupo de bordadoras restaura sus vestimentas.

En el taller de ornamentos litúrgicos del Colegio Los Alerces se están restaurando algunas vestimentas de la Virgen de Lo Vásquez. En la foto, María José Monckeberg, Beatriz Guzmán y Dolores Balmaceda.
San Josemaría junto al beato Álvaro del Portillo en el Santuario de la Virgen de Lo Vásquez. 8 julio 1974
San Josemaría junto al beato Álvaro del Portillo en el Santuario de la Virgen de Lo Vásquez. 8 julio 1974

El 8 de julio de 1974, san Josemaría visitó el Santuario de la Virgen de Lo Vásquez, ubicado a 90 km de Santiago, y rezó una romería de rodillas. El santuario es uno de los lugares de Chile con mayor devoción mariana y ese día el templo también estaba lleno. Rezaron con pausa y devoción. Fue entonces cuando el fundador del Opus Dei afirmó: “Voy a decir por ahí que los chilenos saben rezar”.

50 años después, el padre César Flores, Vicerrector del Santuario de Lo Vásquez, se contactó con el vicario del Opus Dei en Chile, el padre Álvaro Palacios, para ofrecer que una réplica de la imagen de la Virgen hiciera una peregrinación para conmemorar los 50 años de la visita de san Josemaría. “Queremos que hoy sea la Purísima de lo Vásquez quien visite a San Josemaría Escrivá y su obra”, explicó.

Es así cómo está previsto que la Purísima esté unos días en el Policlínico El Salto, en colegios de Santiago que impulsaron padres de familia tras la visita de san Josemaría, en la Universidad de los Andes y la Clínica Uandes, en colegios de la Fundación Nocedal en La Pintana y Puente Alto y en el Centro de Salud de San Bernardo, CESA. Y mientras se organiza la peregrinación, el padre contactó también a María Cristina Balart para pedirle que restaurara algunas vestimentas de la Virgen. 

La Inmaculada de Lo Vásquez es una imagen vestida, de tamaño natural. Llegó a Chile a finales del siglo antepasado, traída por los entonces propietarios de la hacienda Lo Vásquez cercana a Valparaíso. Luego el obispado de Valparaíso se hizo cargo de la imagen y construyó el santuario.

A continuación, el relato de María Cristina en primera persona:

"Servir a la Iglesia, como quiere ser servida"

Hace un par de años mi familia entabló amistad con César Flores, un seminarista que estaba realizando su período de práctica en Algarrobo, balneario donde vacacionamos desde que nos casamos hace más de 25 años.

Luego, ya ordenado, el padre César continuó su trabajo pastoral en esta playa, por lo que seguimos tratándolo y como dice él se convirtió en un "hijo más", pues se hizo amigo de nuestros hijos, con quienes comparte edad, y a todos nos iba pidiendo ayuda para sacar iniciativas apostólicas durante el verano. Por ejemplo, construir una capilla en una zona que lo necesitaba o armar una "Fogata de Adoración al Santísimo" al terminar el verano. Esta última, la sacamos adelante con muchas otras familias veraneantes con hijos universitarios y escolares. Juntamos a más de 100 personas en una instancia espiritual y penitencial.

¿Qué nos animaba? Pensar en las palabras de San Josemaría en que hay que servir a la Iglesia como quiere ser servida ... Y si se te cruza en el camino "providencialmente," un sacerdote joven, animoso, inquieto por encender corazones en amor al Señor, no puedes dejarlo solo. Hay que echarle una mano, porque para eso estamos, para servir a Dios y a los demás como nos animaba san Josemaría.

Petición desde Lo Vásquez

Este 2024, con solo 29 años, el Padre César fue nombrado Vicerrector del Santuario de Lo Vásquez, ubicado en la zona de Casablanca, muy cerca de Algarrobo. Y, como sabía que estaba aprendiendo bordado litúrgico en un Taller del Colegio Los Alerces, me preguntó si podía revisar el ajuar de la Virgen, pues podría requerir alguna mantención.

Cuando el sacerdote me planteó está idea pensé en San Josemaría, pues repetía a sus hijos que si en algo lo podíamos imitar, era en su amor a la Virgen. Así que, animada con que esta iniciativa que era una forma concreta de ayudar a la Iglesia y amar a la Madre de Jesús, fui con una historiadora de profesión a revisar los vestidos, mantos y enaguas de la Virgen Purísima de Lo Vásquez.

Allí, en un antiguo ropero encontramos el traje original de la Virgen del año 1903. Hay fotografías de la época en que lo usa y nos percatamos que los vestidos actuales difieren bastante del original, pues en muchos casos son vestidos de novias donados, preciosos, pero que históricamente no se parecen al original. El rector del Santuario, el padre Winston, nos dio carta blanca para recuperar estos trajes y así comenzamos la bonita labor de trabajar, junto a nuestras amigas del Taller, a limpiar y volver a bordar lo que se ha desbordado de los mantos azules tradicionales de esta Virgen que representa a la Inmaculada Concepción.

Restaurar vestimentas de la Virgen de Lo Vásquez y bordar nuevas es lo que está haciendo el Taller de Ornamentos litúrgicos del Colegio Los Alerces, con la guía de una profesora experta.
Desde hace años me dedico informalmente al mundo de la moda, asesorando, sugiriendo, animando a otras mujeres a convertirse en " su mejor versión", lo que ayuda a mejorar la autoestima y con ello en muchos casos recuperar seguridad e identidad desarrollando un estilo personal y único. Por eso, fue una alegría inmensa pensar que la Virgen deseaba contar con mi servicio para "vestirse". 

Por María a Jesús

Con espíritu sobrenatural y femenino le propusimos al Santuario volver a recuperar el estilo original de la Virgen de Lo Vásquez, y así surgió la idea de diseñar y mandar a hacerle nuevas ropas en un estilo más acordé a la talla policromada que es. En una coincidencia bien providencial, nuestra profesora del taller viajó a Sevilla a un curso de bordado en oro, y desde allí nos mandó fotos de telas creadas especialmente para tallas religiosas, pues esa zona de España tiene una experiencia centenaria en vestir tallas antiguas. Con donaciones de amigas pudimos comprar dos piezas de géneros para crear un vestido de fiesta y otro de salida, más encajes bordados con hilos de oro para recuperar el esplendor con que fue pensada la vestimenta de esta venerada imagen.

Hoy somos un grupo de seis bordadoras del Colegio Los Alerces que estamos dedicando tiempo a esta preciosa iniciativa. ¿Qué ha significado esto para nosotras? Primero un asombroso desconcierto, pues nunca pensé que iniciativas tan sencillas como sacar adelante un taller de bordado Litúrgico chiquitito, acoger a un joven seminarista, o esforzarse (como muchas otras familias) a vivir en modo "cristiano" pudiera tener impacto en la Iglesia. Pero el Señor tiene sus caminos y Providencias y no da puntada sin hilo…

Para terminar, creo que la sincera y generosa disposición que he visto a raíz de esta iniciativa, en tantas almas, es una confirmación de que a través de María se llega a Jesús, tal como enseñaba San Josemaría.


Para ver la cronología del viaje pastoral de san Josemaría en Chile –entre el 28 de junio y el 9 de julio de 1974– ver estudio de María Eugenia Ossandón Widow, "Josemaría Escrivá de Balaguer en Santiago de Chile (1974)" en páginas 119 y siguientes.