- Mi nombre es Juan Pablo. Estoy terminando Ingeniería en la UTEM. Fui a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), junto al grupo de la Universidad de los Andes, donde tengo varios amigos.

  - El día que llegó el Papa estuve más de una hora parado en una esquina sin moverme para no perder el espacio. Lo vi muy de cerca.

- La gente se veía radiante alrededor. Bastantes estaban emocionados, llorando. Gente joven y gente mayor. Pude estar después con una señora a la que el Papa le había tomado la guagua para saludarla. La iba mostrando con orgullo a todos los que estaban ahí.

- Seguíamos al Papa donde iba y para nuestra sorpresa en un momento se metió a media cuadra en el Papa Móvil hacia el Teatro Municipal. Entonces se produjo un breve silencio en que me nació gritar a toda voz, como lo hago cuando voy al estadio: "¡Viva el Papa!", "¡Viva Francisco!" A cada invocación una multitud contestó “¡Viva!”. Fue increíble. Nunca había pensado hacerlo. Son cosas que se dan en el momento, al ver al Papa.

  - En la inauguración de la jornada estaba en Copacabana haciendo en la arena un molde del rostro del Cristo Redentor, el del Corcovado. Sin que me diera cuenta me filmaba una periodista de un canal francés. Luego me entrevistó y le dije que había venido porque el Papa nos repite que Cristo nos llamó a ser misioneros en todo el mundo y con ese sentimiento era imposible quedarse en la casa.

- El día que retiraba el kit del peregrino en el Sambodromo me topé con Chilevisión, y volvieron a entrevistarme. Acá la gente en todas partes es muy amable. Rio se volcó en el Papa y en la JMJ.

- El pasado jueves tuve también la "suerte" de asistir a una tertulia con el Prelado del Opus Dei. Me impresionó la sintonía con lo que está diciendo el Papa, sobre la sobriedad y no gastar en caprichos, para poder también vivir la caridad con los que necesitan ayuda. También me marcó lo que dijo sobre no tener miedo a lo que nos pida Dios y a no vivir arrancando constantemente como los cobardes.