Por una carta al Viejito Pascuero...

Esta historia empezó con una carta que Vaithiare mandó a Correos de Chile, esperando que la leyera el Viejo Pascuero.

Diciembre 2016.

"Mi familia quería hacer algo distinto para Navidad. Ese fue el motivo por el que mi marido Juan y dos de nuestros hijos -Teresita y Agustín- decidieron ir a Correos de Chile a buscar una carta dirigida al Viejo Pascuero y así hacer feliz a un niño o una niña. La carta estaba firmada por Vaithiare, una niña de 14 años que pedía una cena para su familia y un “engañito” para sus hermanitos. Teresita llamó al número que aparecía en la carta y así pudimos, además de comprar una cena de navidad para la familia, llevar un regalo para Vaithiare y sus tres hermanos.

Unos días antes de navidad, fuimos a su casa en Quilicura para llevarles la cena y los regalos. Nos tomamos unas bebidas con ellos y pudimos conocer a esta familia tan sencilla y acogedora. Para ellos, que son evangélicos, también la Navidad tiene un sentido cristiano; por eso, la viven muy unidos.

Primera carta que envió Vaithiare

Diciembre 2017

Se repitió la interrogante familiar sobre cómo dar sentido a la Navidad. Agustín no lo dudó: tenían que llevar una cena a la misma familia. Inmediatamente Teresita llamó al celular de Vaithiare, pero contestó su hermano, quien le contó que Vaithiare estaba grave, internada desde hacía tiempo en el hospital, por un tumor cerebral. Vaithiare tenía cáncer.
Esa semana acompañé a mi hija Teresita a visitar a la niña. La encontramos sola, al final de una sala común, semi aislada. Nos dejaron pasar de a una. Primero entró la Teresita, y media hora después salió descompuesta, desvaneciéndose en mis brazos, angustiada. La ayudé a reponerse y entré yo. La niña era otra, con su cabecita cubierta con un gorro, su mirada perdida, su cuerpo acurrucado y terriblemente delgado. La imagen era desgarradora. Vaithiare se quejaba entre gemidos, y solo le podíamos hacer cariño y limpiar su cara cuando le venían náuseas. Un doctor me vio y preguntó porqué estaba ahí: le di una breve explicación y por él supe que estaba en tratamiento de quimioterapia, pero que no había nada que hacer. Salí y en ese momento llegó la mamá de Vaithiare, July, con otro de sus hijos. Nos abrazamos, y era ella quien nos consolaba. Estaba muy agradecida porque habíamos ido a ver a la niña, y también muy preocupada por la Teresita, que seguía blanca como papel.

Vaithiare es la mayor de una familia de cuatro hermanos. El papá es obrero y su mamá dueña de casa y está dedicada a cuidar de Vaithiare, pues necesita ayuda permanente. Son evangélicos, muy unidos, y se nota cuánto se quieren. La familia cuenta con muy pocos medios.

La visité varias veces en el hospital, y gracias a Dios pudo volver a su casa antes de navidad. Ese año, junto a la cena de navidad, les llevamos un sobre con dinero. Toda la familia, mis hijos, los primos de mis hijos… todos colaboraron. Juan, mi marido, pidió que aquellos que quisieran regalarle algo para su cumpleaños -que es el 24 de diciembre-, le hicieran una transferencia que iría en ayuda de la familia de Vaithiare. Mis hijos y sus primos mayores le pidieron a sus abuelos -maternos y paternos- que, en lugar de regalo de navidad, les dieran dinero y también lo aportaron. Esa navidad, cada uno de ellos recibió una tarjeta de Vaithiare agradeciendo ese regalo. Les venía muy bien: Vaithiare estaba quedando ciega por el tumor cerebral y su mamá había tenido que dejar de trabajar para cuidarla.

Tarjeta de Vaithiare agradiciendo el regalo de navidad.
Diciembre 2018

Fue un año de mucha cercanía, hablábamos seguido y la fuimos a ver varias veces, tratando de mejorar sus condiciones de vida. Vaithiare empezó a estudiar en un colegio especial, por lo que le compré una tablilla y una grabadora. Pero no pudo terminar el año escolar ya que le volvieron fuertes dolores de cabeza por lo que se tuvo que retirar. Como en los años anteriores, estuvimos con ellos para navidad, y les llevamos la cena y unos regalos. Vaithiare ya estaba ciega.

“De ellos solo recibo cariño, agradecimiento. ¡Y siento que les he dado tan poco! ¡Quisiera darles todo! ¡Tener una varita mágica! Estos años hemos vivido más cerca del que sufre y eso nos ha ayudado a todos.Yo confio que Dios no los abandona. Es mi cable a tierra permanente, que duele y que a la vez ayuda a agrandar el corazón”.

Diciembre 2019

Este año 2019 ha sido muy especial. La primera visita en marzo me dejó destrozada: Vaithiare estaba muy decaída y apenas se podía parar. Una médico amiga me explicó que el tumor era muy grande y que no podía esperar mucho. La niña apenas hablaba, y solo quería remedios y dormir. Después de un control del dolor, la llamé para saber como le había ido, y ella estaba enojada. Como me contaba todo, me explicó que era porque no le iban a dar más el Ensure de chocolate que es el que le gustaba. Comprendí, gracias a Dios, que era una forma de pedírmelo. Desde ese día no le faltó y fue recuperando peso y energía. Hablábamos seguido por teléfono, -cada vez que ella quería o me necesitaba, me llamaba- y la fuimos a ver todos los meses. Es encantadora, un ángel.

En octubre soñaba con salir a pasear, y la llevamos a conocer a mi suegro, el Tata Hugo, que también tiene cáncer. Ella siempre reza por el “tata Hugo” porque sabe que para mi marido es una preocupación permanente. – No se preocupe, Tata, Hugo. Jesús nos cuida.

En estos días previos a Navidad estamos muy unidos a Vaithiare y su familia: la niña se agravó y está en coma. Tengo una pena tan grande..."

Tere B.

24 diciembre 2019

Vaithiare falleció rodeada del cariño de su familia.

“Jesús, como siempre, le hizo el mejor regalo”, dice Tere mientras va camino a Quilicura a acompañar a la familia de Vaithiare y dar a la niña un adiós lleno de gratitud.

Acompañamos a la familia de Vaithiare y de Tere en estos momentos de dolor, pidiendo por ellos a la Sagrada Familia.