Desde 1960, el policlínico El Salto ha atendido a generaciones de pacientes y familias provenientes de diversos lugares de la región metropolitana. Tras la atención a los más de 20.000 pacientes que acuden cada año, hay voluntarios médicos de diferentes especialidades, así como personal de salud y administrativo que ofrecen su tiempo y competencia profesional para que todo funcione sin contratiempos. La capilla, recién remodelada, da cuenta del espíritu cristiano que inspira a esta obra corporativa del Opus Dei. “En la atención integral a la persona, la ‘salud espiritual’ es un elemento clave”, señala Jane Gibson, encargada de Vinculación con el Medio del policlínico.

Hace ya unos años la directiva del Policlínico El Salto pensó que era necesario remodelar algunas salas de recepción de pacientes, los boxes de atención y, también, la capilla porque veían que las personas que ahí se atendían les gustaba este espacio de oración y tranquilidad. Hubo que sortear muchos escollos, incluida una pandemia, para poder cumplir ese anhelo. Quizás fue por eso que el pasado 4 de noviembre, día en que se bendijeron estos recintos, fue especialmente alegre. Los esfuerzos habían valido la pena.

Lo que transforma el mundo es el trabajo que pone a la persona en el centro

En la ceremonia de bendición, María Luz Parodi, presidenta de FEDESO –Fundación a la que pertenece El Salto–, agradeció el trabajo de los voluntarios que “transmiten alegría y profesionalismo en su labor” y agregó que “las personas distinguen al policlínico y, por eso, desde generaciones las familias eligen recibir atención médica aquí, porque se sienten acogidos, respetados y tratados con cariño y dedicación”. Por último, tuvo palabras de agradecimiento para los donantes, ya que “sin su apoyo no se habría podido hacer la remodelación y atender a los casi 20.000 pacientes que nos visitan”.

“EN ESTE MUNDO DE TANTO INDIVIDUALISMO EL CRISTIANO DEBE DISTINGUIRSE POR PONER ALGO DIFERENTE, POR SEMBRAR LA SEMILLA DE LA FE QUE ILUMINA Y TRANSFORMA”. ÁLVARO PALACIOS

Durante la bendición, el padre Álvaro Palacios, vicario del Opus Dei en Chile, explicó que “lo que transforma el mundo es el trabajo y, sobre todo, aquel que pone a la persona en el centro. El trabajo de atención médica es privilegiado en ese sentido, porque está centrado en la persona y ojalá esto pueda irradiar a otras profesiones”.

El silencioso y valorado trabajo de los voluntarios

Raúl Ferrada, dentista desde hace más de 25 años en el policlínico, cuenta que las personas agradecen la atención que se da en El Salto: “he atendido a generaciones completas, muchas familias que traen a sus hijos y luego a sus nietos y eso me emociona y me llena de orgullo”. Carmen Gloria Álvarez, técnico de odontología y que trabaja codo a codo con el doctor Ferrada, llegó hace casi dos años a El Salto y añade que “aquí se nota que las cosas se hacen con alegría y cariño”.

Nicole Delaveau llegó como voluntaria hace 8 años y trabaja en la recepción de medicina general. “Encontré en el voluntariado la manera que más me comprometía para dar mi tiempo y así agradecer de un modo concreto a Dios por la sanación de una hija de una enfermedad grave; vengo feliz los jueves a trabajar, he conocido gente extraordinaria y me ha tocado todo el cambio a fichas digitales, lo que ha facilitado enormemente el trabajo de atención a los pacientes”. Como un dato anecdótico cuenta que gracias a la serie de televisión ´New Amsterdam´ se propuso saludar siempre a quienes llaman o llegan a la recepción con la frase ´Buenos días, Policlínico El Salto, ¿en qué lo puedo ayudar?´ y eso enfoca totalmente desde otra perspectiva el trabajo”.

Gladys Tapia lleva 12 años en el policlínico. Llegó como paciente y luego de un tiempo decidió unirse al trabajo de las voluntarias como recepcionista de Medicina, y éste se fue tornando cada vez más constante hasta que de recepción pasó a trabajar como Asistente de Operaciones. “Uno crea lazos y, sobre todo, me preocupo de conocer y tratar muy bien a quienes vienen como voluntarias. Para mí esta es mi segunda casa”.

Una novedad que se está implementado en el policlínico es ofrecer la posibilidad a algunos pacientes de ser atendidos por médicos en sus propias consultas. Se trata de una nueva forma de voluntariado que busca responder a las necesidades de pacientes que requieren especialidades con las que no cuenta El Salto. Es el caso de una odontopediatra que fue a la tienda “Amigas del Salto”, se interesó por la labor del policlínico, se ofreció como voluntaria y actualmente atiende en su clínica a algunos niños pacientes de El Salto.

Amigas Del Salto: una tienda solidaria

En la bendición también estaban presentes las “Amigas Del Salto”, una iniciativa cuyo fin es ayudar a la difusión y conseguir fondos para financiar al policlínico. “Partimos con una tienda on line 100% solidaria, atendida por voluntarias, que vende artículos de decoración y regalos, entre otros; y, desde hace un año, empezamos con la tienda física que ha sido un gran desafío”, señaló Ximena Baraona, gerente de la fundación Amigas Policlínico El Salto. Agregó que “simultáneamente conseguimos donaciones de empresas y particulares y ofrecemos saludos de novios y coronas de caridad, por los cuales se ofrece una Misa”.

“No sólo se trata de ayudar a otros, sino también de ofrecer a las personas la posibilidad de ayudar; y eso puedo a la vez conjugarlo con algo que me encanta: la decoración y la elección de objetos. El trabajo que hago en “Amigas Del Salto” es algo que me apasiona y me da fuerzas todos los días; y para ello cuento con el apoyo incondicional de mi familia”, finalizó Ximena.

Un lugar especial

Para mayor información sobre el Policlínico o el trabajo de voluntariado, contactar a Paula Fuentes pfuentes@policlinicoelsalto.cl y en www.policlinicoelsalto.cl

Puedes visitar la tienda Amigas Del Salto y elegir #compraryayudar

Revisa la galería de fotos de la bendición de la capilla y de las nuevas salas del Policlínico.