La distancia que separa a Santiago de Puerto Montt no es obstáculo para que una vez al mes, y desde hace más de treinta años, se viaje a esa ciudad y a la vecina Puerto Varas para apoyar la labor de formación cristiana que allí se realiza. Este es el relato que, con ocasión de la misa de acción de gracias por el día 2 de octubre, escribe una de las que participó de la celebración.
“Con las del círculo de cooperadoras de Puerto Montt nos dimos cuenta de que el próximo viaje que realizaríamos coincidía con el 2 de octubre y decidimos celebrarlo juntas. Yasna, una de las cooperadoras, es la directora del colegio The American School (TAS) de Puerto Montt y propuso hacer una misa en el colegio. A todas les encantó la idea y nos pusimos manos a la obra. Contactamos al sostenedor del colegio y lo invitamos con su familia. Estaba feliz de que se usaran las instalaciones para celebrar el 2 de octubre. También pedimos al sacerdote que atiende la labor apostólica mensualmente, y que estaría en Puerto Montt ese día, que celebrara la misa de acción de gracias.

Las personas que participan en medios de formación invitaron a sus familias y amigas. La consigna era “celebrar en familia”. El WhatsApp del grupo se incendió con mensajes, nombres de amigas a las que se invitaba, qué llevaría cada una para la pequeña recepción posterior, las canciones que cantaría el coro, entre otros. Gracias a Dios la normativa sanitaria vigente en este momento permite un aforo de 100 personas y fue grande la alegría al ver, a medida que pasaban los días, que crecía el número de quienes que confirmaban su asistencia.

A las once de la mañana empezaron a llegar los asistentes a la misa, muy contentos y trayendo lo que habían cocinado especialmente para la ocasión. El sostenedor del colegio viajó de Santiago con su señora y todos sus hijos. Llevamos varios años viajando a estas ciudades y, por el covid, hacía tiempo que no veíamos tantas personas reunidas. Al empezar la misa el sacerdote no pudo disimular su sorpresa al ver la capilla casi llena.

La misa contó con un coro dirigido por Yasna que tocaba la guitarra, y en el que también participaron dos de sus hijas.


Después de la misa hubo un encuentro muy familiar. Conocimos a los maridos e hijos de las cooperadoras y a las familias de las niñas del club que funciona los lunes –dos veces al mes presencial y dos veces telemático– con la ayuda de monitoras locales: hijas de cooperadoras que son muy “grandes” para participar del club, pero con la edad para ser "profesoras". Las niñas están muy entusiasmadas y las mamás no dejan de comentar la alegría de sus hijas cada lunes. Esperamos pronto empezar un grupo de formación con las mamás de las niñas de club.


Celebrar en familia:



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