Los sueños de un sacerdote joven que llenan de esperanza

Ver el testimonio del Pbro. Jorge Herrera, actual capellán del Colegio Tabancura en Santiago (Chile), puede ayudar a fortalecer la esperanza. Conoció a Dios siendo estudiante universitario y asumió una entrega total que manifiesta con intensa alegría.

“Desde chico nunca había pensado ser sacerdote, aunque sí que me empezaron unas inquietudes religiosas como en cuarto medio (18 años), pues por ahí leí un libro de una persona que iba a misa todos los días, y yo que encontraba que la misa era super fome (aburrida) dije: ¿Por qué alguien puede ir a misa todos los días? Entonces ahí me interesé mucho por la religión y quise entrar a la Universidad Católica, donde conocí a unos amigos muy buenos y en general ellos me ayudaron un montón.

Nunca había visto católicos coherentes. Me impresionó mucho comprobar que eran personas normales que les gustaban las mismas cosas que a mí: deportes, la Universidad, estudiar, salir, pero que también tenían una inquietud muy profunda.

Nunca había visto católicos coherentes. eran personas normales que les gustaban las mismas cosas que a mí, pero tenían una inquietud profunda

Lo que más me gusta de ser sacerdote es en primer lugar, transmitir la misericordia de Dios, sobre todo a través de la confesión que es un sacramento precioso que a la gente le encanta: nunca he visto a una persona que se vaya peor después de confesarse. No es que todo el mundo se vaya exultante, pero sí que todo el mundo se va contento, tranquilo o un poquito mejor que cuando llegó.

Hay muchas cosas que cuestan pero son las que le cuestan a todo el mundo: levantarse temprano, hacer cosas que a uno le dan lata… Me cuesta a veces las personas que no son abiertas, que no están abiertas a la gracia de Dios, que no quieren. Eso duele. Más que costarme, duele cuando las personas no quieren abrirse a la gracia, conocer un poco más de Dios, cuando son superficiales o cuando se conforman con respuestas demasiado simples.

Te puedo contar una cosa simpática. Una vez quería transmitir a los niños que todos somos pecadores y también los sacerdotes y por eso les pedía que rezaran por nosotros. Entonces les pregunté a los alumnos: ¿Ustedes creen que el Santo Padre, el Papa es un pecador? Y ninguno se atrevía a levantar la mano. Uno quizás levantaba un poco la mano. Y después les dije: ¿Quiénes creen que yo, un sacerdote soy un pecador? Y todos levantaron la mano. Lo tenían muy claro antes de que yo les dijera: por eso tienen que rezar por mí y por todos los sacerdotes.

Mis sueños son ver una Iglesia más renovada, más llena de jóvenes comprometidos con encontrar su vocación y vivirla a fondo, ser muy generosos con Dios. Y por eso uno de los desafíos que tenemos aquí en el colegio es que muchos jóvenes descubran la vocación sacerdotal, y otras vocaciones y se atrevan a enfrentarla.

Mis sueños son ver una Iglesia más renovada, más llena de jóvenes comprometidos con encontrar su vocación y vivirla a fondo

Para nuestro país sueño con familias más unidas, con ayudar un poquito a unir las familias, que haya más paz y alegría, que los matrimonios se mantengan unidos, que no se separen. Yo sueño con eso: una recuperación de la vida sacramental de la gente que los ayude a encontrar a Jesucristo en sus vidas.