Los enfermos en el corazón del Opus Dei

El especial cariño y cuidado de san Josemaría hacia quienes sufrían enfermedades explica que hoy muchos enfermos, amigos y familiares acudan a su intercesión a través de la novena del enfermo: sea pidiendo por la recuperación de la salud o la ayuda para aceptar el querer de Dios.

San Josemaría solía explicar –como una necesidad– que el Opus Dei había nacido en los hospitales, entre los enfermos. En sus primeros años en Madrid, colaboró intensamente en varias instituciones asistenciales, como el Patronato de Enfermos, la confraternidad de San Felipe Neri, etc., desde donde se atendía a pacientes de los hospitales y de las periferias de la capital. En esa época los suburbios de Madrid estaban muy distantes entre sí y, con el fin de servir a los enfermos en sus casas, acudía donde fuera preciso, siempre a pie, y les transmitía el aliento de Cristo y el perdón de Dios Padre. ¡Cuántas personas se habrán ido al Cielo por esa labor sacerdotal de san Josemaría!

Acompañar a los enfermos con la oración

Ese especial cariño y cuidado de san Josemaría hacia quienes sufrían enfermedades explica que hoy muchos enfermos, amigos y familiares acudan a su intercesión a través de la novena del enfermo: sea pidiendo por la recuperación de la salud o la ayuda para aceptar el querer de Dios.

Si quieres rezar la novena, descárgala aquí.

Llevar esperanza a los enfermos

En la Clínica de la Universidad de los Andes, obra corporativa del Opus Dei, se intenta vivir ese amor y cuidado que san Josemaría tenía con los enfermos. Soledad Oltra, coordinadora del área de hospitalización de adultos señala que “cuando llega la noche, con el silencio, se da un espacio de tranquilidad en que los pacientes reflexionan. Es la hora en que naturalmente surge lo que me gusta llamar 'la conversación de las once’. Los pacientes abren su corazón y es la oportunidad para escuchar y darles ánimo físico -como tomar la mano a modo de consuelo- y apoyo espiritual”, comenta la doctora. “En muchos casos vemos cómo la enfermedad se convierte para los pacientes en un acercamiento a Dios, en especial con aquellas enfermedades que te fragmentan la vida, porque el paciente experimenta la propia finitud y vulnerabilidad ante la vida”, agrega Soledad.

Es en ese contexto donde “muchos ven la necesidad de asistencia espiritual, ocasión propicia para acudir a los sacramentos y rezar la novena de los enfermos”, señala el sacerdote Francisco Javier Larraín, quien fue capellán de la Clínica de la Universidad de los Andes durante varios años.

La doctora Oltra (izq) junto a la enfermera supervisora Claudia Carabantes.