Libretas y lápices de colores

Raymond Dyssyrama Takeli es el impulsor de una ONG que nació en 2005 para educar a niños y niñas del poblado de Bodjondè (Togo). "Soy supernumerario del Opus Dei -explica-, y me han hablado muchas veces de la responsabilidad de los cristianos en el campo de la justicia social. Así que decidí hacer algo...".

Raymond tiene 45 años y una enorme sonrisa. Según algunos descubre soluciones donde los demás sólo ven problemas. “Mi marido tiene mucho palique”, me dice su esposa, Inma Benitez, granadina de pura cepa. “Papá es como Tarzán, porque siempre está de sitio en sitio”, dice su hijo David. “Querrás decir de liana en liana”, replica su hermano Sergio, de 7 años. 

El pequeño David tiene razón. Su padre viaja con frecuencia desde Granada a Togo, donde la familia Takeli se amplía a los 451 niños del poblado de Bodjondè. Esta vez le acompañan 17 granadinos que cooperan con la Fundación, una pequeña ONG que nació en 2005 para dar educación a todos los niños y niñas del poblado. El pueblo, que rondará los 1.900 habitantes, está enclavado en medio de la selva de Togo, en el Oeste africano. En 2005, la mayor parte de la población infantil estaba sin escolarizar, porque no tenían dinero para los 3,92 euros de la matrícula anual. 

“En la selva los niños estaban abandonados. En este continente no tienes futuro si no cuentas con estudios. Por eso, comenzamos construyendo un colegio y ahora inauguramos el instituto. Desde 2005 tenemos escolarizados a 451 niños con nombres y apellidos en secundaria y bachiller y, gracias a la educación, les damos hoy una esperanza de vida para darles mañana una esperanza de trabajo”.

"Antes los niños no tenían pupitres. Se sentaban sobre un tronco de un árbol. Ahora tienen un colegio y unas libretas y lápices de colores"

¿Qué es un euro en Bodjondè?

Aquí, con un euro eres rico una semana. Es una región muy necesitada, con gente pobre que vive con dignidad y alegría. Antes de 2005 los niños no tenían pupitres. Se sentaban sobre un tronco de un árbol. Ahora tienen un colegio y unas libretas y lápices de colores... Antes las mochilas eran un sueño... Este año hemos traído una para cada uno y sus familias.

 

¿Y como nació? ¿Cuándo dijo “voy a ayudar a mis paisanos...”?

Bueno, es que… son los míos. Son casi quinientos niños, pero son “de los míos” Yo nací en una familia muy numerosa, de 23 hermanos. Y eso me marcó. Ahora, el punto de inicio, la mecha que prendió esta idea… fue la carta que me envió a Granada una hermana en enero de 2005. Habían expulsado a sus dos hijas de la escuela por no poder pagar las matrículas.

¿Cuánto costaban?

Te costará creerlo: …¡siete euros! Aquello me produjo una gran tristeza y pensé que yo soy un privilegiado togolés viviendo en Cullar Vega, con una esposa excelente y dos niños despiertos. Mi sueldo de maestro de francés no da para muchas alegrías, pero decidí hacer algo. Además, soy supernumerario del Opus Dei, y me han hablado muchas veces de la responsabilidad de los cristianos en el campo de la justicia social. Esos días estaba pensativo y los alumnos me veían. “¿Cuántos chupa-chups puedes comprar tú con siete euros?”, le pregunté a un alumno del colegio. “Un montón”, me contestó. “Pues eso es lo que no tienen en mi pueblo: ni chupa-chups, ni dinero”. Y uno me dijo: “Messie, yo puedo pagar tres matrículas”. Y otro: “Yo, cinco” y otro: “Yo, una”. Y otro: “Yo voy a hablar con mi padre...” Así comenzamos. Luego, algunos amigos me ayudaron para crear las bases de la fundación... Y hasta hoy.

¿Y qué proyectos se han realizados en estos dos años y medio?

Gracias a donaciones pequeñas y grandes, el año pasado inauguramos el colegio de primaria y secundaria, la farmacia y un pozo de agua. Esto es el germen. Ahora hemos inaugurado el instituto de 4 aulas (y despacho) y tres albergues-residencia para los universitarios. Este año universitarios de Magisterio y de Medicina de Granada y de Málaga, respectivamente, realizarán sus prácticas en Bodjondè. 

El instituto lo ha financiado la Constructora Moleón y amigos, mientras que la Inmobiliaria Molina Olea ha sufragado los albergues. El constructor Romero ha costeado 100 nuevos pupitres. Son de madera dura, dura. Por otra parte, la fundación ha pagado este año 10 becas a niños con dificultades económicas y buenos resultados escolares por un valor de 1.500 euros. En la actualidad no hay ni un solo niño en el poblado de Bodjondè sin escuela. También dotamos de material escolar a todos. El lema de la fundación es: Ayuda sí. Educación más.

¿Qué ayudas han recibido? ¿Tienen relaciones con empresas y ONG?

La respuesta de los granadinos ha sido formidable. Tenemos más de 800 socios que comenzaron dando a partir de 1 euro al mes. Este año Zagra textil aporta 2.000 camisetas y pantalones; la zapatería Guima más de 1.000 pares. Y hasta tenemos 24 balones de fútbol regalados por Electrodomésticos Suárez. Algunas librerías, como Oxford y Dauro, han aportado 5.000 kg. de material diverso: 2.000 libretas, 800 carpetas… Las 1.000 mochilas las hemos conseguido gracias a informática Dynos. 

También colaboran la constructora García Megías o Igecón. En este viaje la expedición española transportamos 35 cajas con medicinas y material escolar (a 23 kg. por caja) y en Lomé “nos espera” un contenedor de 15.000 kg.

Y además de las empresas ¿reciben apoyo de otras instituciones?

Colaboran los Ayuntamiento de Armilla, Cullar Vega, etc. Contamos con gran cantidad de donaciones de particulares, como muchos estudiantes, padres y madres de los colegios Mulhacén y Monaita y de otros institutos. También mantenemos relación con el proyecto Harambee, que financia proyectos en el África subsahariana realizados “por” y “para” los africanos. Esto, sin contar, con vecinos, parientes, etc. Oye, si hasta mi buena vecina Marga me ha dado sus juguetes...

Alguna ONG ha perdido credibilidad por el fraude de alguno de sus gestores. ¿Cómo aseguran una correcta gestión de los fondos?

Hay un comité local en Bodjondè y dos comités en Granada: uno, de carácter técnico, para el seguimiento de los proyectos, y otro para el seguimiento de los fondos. En total, hay más de 25 personas colaborando con la Fundación Takeli. Todas las decisiones son por mayoría. Eso garantiza que el 100 por cien del dinero llega a su fin, porque no hay intermediarios. La fundación es un proyecto para africanos con la cooperación y el seguimiento de los comités granadinos. Eso explica que hayamos hecho este viaje a Bodjondè, para ver in situ los avances.

Para más información: www.fundaciontakeli.com

Texto y fotografías de Ismael Martínez