La familia: el gran proyecto

Unos sesenta jóvenes pudieron conocer más a fondo la relevancia de la familia, tanto para la sociedad como para el proyecto personal de cada uno, en el encuentro realizado el último fin de semana de mayo en Curacaví.

Unos sesenta jóvenes se dieron cita en Curacaví el último fin de semana de mayo para participar en el encuentro “La familia, el gran proyecto”. La invitación se difundió como la pólvora y fueron tantos los confirmados que varios de ellos debieron participar asistiendo por el día.

En un formato interactivo, los asistentes pudieron conocer muchos aspectos de lo que significa hacer familia hoy. Expositores de distintas especialidades fueron desarrollando temas de gran interés para los jóvenes esposos como la responsabilidad compartida del marido y la mujer en el hogar, las claves de un buen matrimonio, las alegrías de la paternidad, los factores que ayudan a crear un ambiente cristiano en el hogar, y el desafío de educar a los hijos. Aunque varios de los presentes estaban felizmente casados, la mayoría deseaban prepararse para su futuro matrimonio.

"Son muchos los jóvenes jugados por ese gran proyecto que es la familia, y un elemento clave para embarcarse en este desafío es aprovechar esta gran comunidad y apoyarnos mutuamente. Nadie está solo". José Manuel Parodi, expositor.

Bebi Calvimontes, consultora en temas familiares, abordó “Cómo hacer familia hoy” haciendo hincapié en la corresponsabilidad de los esposos como la fórmula más adecuada para hacer frente a los desafíos del hogar en la actualidad. Por su parte, José Manuel Parodi, impulsor de un programa de orientación familiar dirigido a jóvenes solteros titulado “Proyecto Personal”, invitó a pensar en el proyecto familiar como se lo hace en el caso de un proyecto profesional o laboral, con creatividad, estrategia y espíritu emprendedor.

Bebi Calvimontes, expositora, junto a algunos de los asistente al encuentro.
Bebi Calvimontes, expositora, junto a algunos de los asistente al encuentro.

El doctor José Antonio Arraztoa, profesor de ginecobstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, desarrolló desde una perspectiva médica, psicológica y antropológica integral el concepto de paternidad responsable, basado en el uso de métodos naturales, y su importancia para el desarrollo sano de la familia y del matrimonio.

El día final se abrió con la intervención del Padre Javier Ibáñez, que intentó dar respuesta a un anhelo generalizado entre los asistentes y expresado en el título de la charla: “Quiero tener una familia cristiana”. Aprovechando su experiencia como capellán del Colegio Los Alerces y su contacto con tantas familias cristianas, el expositor trasmitió muchos consejos prácticos para ayudar a que el propio hogar se impregne del espíritu cristiano. El cierre le correspondió al profesor Álvaro Ibáñez, subdirector de formación del Colegio Huinganal, quien abordó el trascendental desafío de cómo formar a los hijos en un ambiente de libertad.

El encuentro intentó trasmitir, a través de las charlas y de la alegría que se respiraba entre los jóvenes asistentes, una visión optimista y esperanzada acerca de la realidad y del futuro de la familia. A la vez, se puso la nota realista destacando la necesidad de formarse para enfrentar el desafío de formar una familia. El resumen, expresado por los expositores y los asistentes, es que este gran proyecto familiar “vale la pena”.


San Josemaría trasmitía a sus hijos el convencimiento del poder transformador de la familia en la sociedad, su capacidad para construir una sociedad más humana, más acorde a la dignidad de los hijos de Dios. Le gustaba poner de ejemplo a las familias de los primeros cristianos, que eran focos de evangelización.


En palabras de tres de los participantes en el Encuentro "La familia, el gran proyecto"

  • Me marcó la asistencia de un gran número de jóvenes que están constantemente luchando por formar un proyecto de familia cristiana

"Fue una gran experiencia haber participado del encuentro sobre La Familia. Hay muchas cosas destacables como los expositores, el enfoque novedoso para temas que a veces parecen ser muy repetidos, las anécdotas y consejos prácticos para poder proyectarse y proponerse grandes metas para la familia presente como la que tocará formar en el futuro. Sin embargo, lo que más me marcó fue la asistencia de un gran número de jóvenes entre 20 y 30 años que están constantemente luchando por formar un proyecto de familia cristiana y que buscan luces para poder construir un proyecto inspirado en la Sagrada Familia". Nicolás Saelzer.

  • No soy el dueño de mi familia, sino que estoy al servicio de ella

La participación en encuentros como el que pude asistir en Curacaví, me resulta profundamente motivante, pues me invitan a conocer personas que están dando la misma batalla, esperanzados en sacar adelante sus propios proyectos familiares (presentes o futuros), y en apreciar que el esfuerzo y entrega desinteresada a mis seres cercanos es “el gran proyecto” de mi vida.

Lo que más valoro de la experiencia de este encuentro, es saber que no puedo controlar todo, aunque me prepare mucho para ello, que no soy el dueño de mi familia sino que estoy al servicio de ella. Y que el proyecto familiar que pueda desear, debe estar siempre puesto en manos de Dios, y que es en Él donde encontraré la tranquilidad, confianza y valor para darle sentido a todo lo que hago en y para mi familia. Roberto Cisternas.

  • Las dificultades pueden ser oportunidades: podemos hacer grandes cosas con la ayuda de Dios

Me encantó la gama de expositores porque abarcaron distintos temas muy actuales y los aterrizaron en la vida diaria. Escuché una vez al Papa Francisco decir "Señor, enséñanos a ser humanos". En general en la Obra se nos enseña a tratar a Dios, y veo muy importante que también haya estos encuentros para conocernos como persona humana a imagen de Dios. Valemos mucho –tenemos una dignidad impresionante–, pero nos falta conocernos, con nuestras virtudes y defectos. Me gustó este congreso para entender más sobre el amor y sobre la misericordia, que no son palabras bonitas, sino que tienen un gran significado porque hacen posible entender mejor a los demás, empatizar.

Los enfoques humano y sobrenatural, antropológico y de fe, ayudan a dar sentido a tiempos tan complejos como los actuales en los que incluso parece que la fe estorba. Porque vemos que las dificultades pueden ser oportunidades: podemos hacer grandes cosas con la ayuda de Dios, aunque parezcan fuera de nuestro alcance. Humberto Molina.