«Jesús, vendré a hacerte compañía todos los días»

San Josemaría nos invita en este vídeo a ser almas de oración y de Eucaristía, a hacer propósitos concretos para conocer y amar cada día más a Cristo, con afecto y confianza, como verdaderos hijos de Dios.

Yo os digo que os acerquéis siempre que podáis a oír la Santa Misa, porque en el altar no preside nadie, está Cristo, por el sacerdocio sempiterno de Cristo. 

Yo, que soy el último sacerdote del mundo, presto a Jesucristo mi persona y mi palabra. Y digo: "Esto es mi Cuerpo, esta es mi Sangre". Él se esconde, viniendo bajo el aspecto del pan y del vino, se esconde en las Especies Sacramentales.

Decidle muchas veces, con un acto de fe que os salga de dentro: "Señor, creo que estás ahí realmente presente, con tu Cuerpo, con tu Sangre, con tu Alma, con tu Divinidad". 

Pensad en todo lo que sabéis de Él, porque sois lectores asiduos del Evangelio. Vivid alguna de aquellas escenas que los evangelistas relatan. Reaccionad como hubierais reaccionado si hubierais estado en aquellos tiempos, con Él, porque Él está ahora: Iesus Christus heri et hodie, ipse et in saecula. Jesucristo, el mismo que es hoy, era ayer y será siempre.

Él vive. Señor, sé que vives, que estás ahí escondido por Amor. Yo vendré a hacerte algún rato de compañía todos los días. Pero ¡propósitos!  Yo no hablo en vano. Digo cosas ciertas y confío en vuestra rectitud, confío en vuestra fe de cristianos.

Haced el propósito de ir a saludar al Señor todos los días, aunque nada más sea con una genuflexión y un "Te amo". 

Y luego, en nuestras almas en gracia, tenemos la maravillosa seguridad de la inhabitación de Dios: allí está el Espíritu Santo actuando para que no vivamos vida de animales, sino vida de cristianos, vida sobrenatural. Podemos ir a buscar a Dios en nuestro corazón; con el Espíritu Santo, el Padre y el Hijo: la Trinidad entera. Y hacemos la oración, hablamos. Y si no se os ocurre nada, decidle que no se os ocurre nada: "¡Señor, yo sé esto, lo creo! Te amo. Espero en Ti. ¡Auméntame la fe!”. "¡No sé decirte nada!" Y ya estáis haciendo oración.

Seguid por ahí un ratito, que vais bien.