En la educación, el apoyo permanente a los profesores es clave

Emilia Valdés, miembro del Opus Dei y Directora del Colegio Huelén de Santiago de Chile, lleva 30 años trabajando en un modelo educacional inspirado en las enseñanzas de san Josemaría Escrivá de Balaguer. ¿Qué hacen? y ¿cómo lo hacen?, le preguntan con frecuencia ante los buenos resultados del colegio que dirige.

Emilia Valdés con un grupo de alumnas

Tres pilares: los padres, los profesores y los alumnos

A la hora de educar, la Directora del Colegio Huelén, Emilia Valdés, sostiene que la clave de los logros académicos está en esa "otra educación que es paralela y va alimentando todo el proceso educativo y cuya finalidad es lograr formar alumnos felices. Para San Josemaría, los tres pilares de esta educación son, por orden, los padres, los profesores y, en tercer lugar, los alumnos", señala convencida esta educadora que ha sido protagonista de la puesta en marcha y desarrollo de este modelo educacional en Chile.

La competencia profesional no se acaba en la Universidad

"El profesor es clave —afirma Emilia— porque hace mella en la eternidad. Uno recuerda de por vida al maestro que lo marcó". Reconoce que es una profesión desgastante y que por lo mismo el colegio debe animar y ayudar en esta tarea permanentemente. En esta labor —señala— "un buen profesor necesita competencia profesional, formación humana y crear con los alumnos lazos de confianza a través del cariño".

La competencia profesional no se acaba en la Universidad, asegura. El profesor necesita seguir estudiando de por vida su propia asignatura, las técnicas pedagógicas que se renuevan constantemente y la psicología correspondiente a la edad de sus alumnos.

"No le puede pasar al profesor lo que a don Estupendo", que dice por la mañana lo que de noche estuvo leyendo —añade Emilia, citando un antiguo dicho español que repetía con humor san Josemaría—. Debe tener tan integrada su asignatura, que pueda explicarla haciendo fácil lo difícil".

La formación humana del educador es clave porque es modelo y los alumnos son implacables. Pierde autoridad un maestro que falta a la puntualidad, no corrige a tiempo sus pruebas o no es transparente.

Virtudes esenciales de los docentes

San Josemaría decía a los docentes "necesitáis todas las virtudes, pero sobre todo la lealtad. Que vean que los queréis, que tenéis la suficiente ciencia y que sabéis comunicársela con gracia....no podemos enseñar lo que no poseemos o por lo menos luchamos por practicarlo".

Si antes la letra entraba con sangre, ahora lo hace con cariño, indica Emilia, porque lo que mueve a la voluntad —la fuerza más poderosa según Einstein— es el corazón. Para crear un ambiente de confianza y cariño en el aula, la pedagoga recomienda no perder de vista lo esencial: saber el nombre de los alumnos, conocerlos, evitar que alguno se sienta solo, valorar los aportes que hagan, nunca ridiculizarlos o usar con ellos la ironía, y cita nuevamente al Fundador del Opus Dei, quien aconsejaba: "Formad a los alumnos de tal modo que jamás se encuentren solos, que no tengan que experimentar jamás la amargura de la soledad".

¿Cómo lograrlo? Para Emilia es fundamental que el colegio considere la dignidad de la persona del profesor, y le ofrezca el mejor sueldo y ambiente según las posibilidades del establecimiento. "Ayudarlo a capacitarse con cursos de perfeccionamiento en el colegio y fuera de él; proporcionarle lecturas que le aporten en el desempeño de su tarea y hacerle ver la grandeza de la misma, recordándole que la profesión, tal como un cuadro, tiene luces y sombras: ambas son necesarias pues las sombras permiten reevaluar, sacar experiencias y progresar".