El día 12 de septiembre se realizó la bendición de la imagen de san Josemaría en la Iglesia San Francisco de Asís de Quillota. Hace dos meses, el padre Manuel Lizama comenzó a dedicar los miércoles a la devoción del santo con el rezo de la estampa. Sin embargo, la historia de su veneración comenzó muchos años antes, cuando el sacerdote del instituto secular Voluntas Dei conoció –precisamente por una de estas estampas– al Fundador. Tenía 13 años.
“La oración en sí me cautivó totalmente. Esta conexión que hay entre la santidad con lo simple, con el día a día”, dice con una sonrisa. Pero la oración de todos los miércoles no le bastaba, necesitaba algo más para dar a conocer al santo de lo ordinario en esa comunidad.
En marzo del 2020 trasladaron al padre Manuel a la iglesia de Quillota, justo cuando comenzaron las cuarentenas. Con el avance de las fases fue conociendo a algunas personas de la Obra que asistían a diario a misa al convento. Entre ellas estaba Trinidad Cruz, a quien le pidió la imagen de san Josemaría para potenciar su devoción entre los fieles de Quillota. “La verdad es que le dije que iba a averiguar, porque reconozco que no sabía por dónde empezar, pero eso para el padre fue un sí rotundo y en la misa lo anunció como un hecho”, explica Trinidad.
“El trabajo es oración, así lo siento y así lo trabajo”
Rápidamente Trinidad se comunicó con la escultora Graciela Albridi. Ella es de Siria y vive hace 23 años en Talca. Lo primero que hizo fue familiarizarse con el protagonista antes de empezar a moldear y pintar. Para esto fue fundamental mirar videos de san Josemaría, pues le permitieron conocerlo y que la imagen fuera lo más fidedigna posible. En ese trabajo de investigación se sintió muy identificada con el llamado a convertir el trabajo en oración. “El trabajo es oración, así lo siento y así lo trabajo”, cuenta. Por otra parte, lo que más rescató de su personalidad fue su cercanía a la gente. La posición de sus manos, el brillo y dirección de su mirada y la inclinación de su cabeza buscan transmitir esa sensación en la escultura. “Traté de que fuera lo más cercano a las personas, que al verlo sintieran que les estaba hablando”, enfatiza la escultora.
Una nueva vida: el regalo del 26 de junio
Carolina Jaldín es boliviana y vive hace 8 años en Quillota. Piel morena, ojos negros grandes que se realzan por la mascarilla, una melena oscura y lisa que llega poco más abajo que sus hombros, y en su vientre, 5 meses de embarazo. Como todos los domingos fue a la Iglesia junto a su hija Beatriz, de 4 años. Grande fue su sorpresa y emoción cuando se percató que la misa de 11.00 de ese domingo sería celebrada con la bendición de la imagen del santo. “Me sentí consolada de encontrar a san Josemaría en un lugar donde no esperaba verlo”, dice emocionada.
“Me sentí consolada de encontrar a san Josemaría en un lugar donde no esperaba verlo”, dice emocionada.
En noviembre perdió a un hijo por un embarazo de ectópico y en abril otro, por un aborto espontáneo. Con el tercer embarazo, su médico le dijo que tenía riesgo de tener otro aborto espontáneo. Buscando consuelo, habló con su hermana que vive en Bolivia. Ella, que es miembro del Opus Dei, le dijo que ofrecerían la misa de san Josemaría del 26 de junio por su hijo. Al día siguiente, la ecografía mostró que el niño se desarrollaba sin complicaciones: para ella fue un milagro. “Llegué para acá y me encontré con san Josemaría. ¡Cómo tanta la casualidad! Bueno, en realidad no sé si es casualidad o el llamado de Dios. Fue la primera vez que escuché, en todos los años que vivo aquí, hablar de san Josemaría Escrivá en una parroquia”, afirma Carolina.
► Descargar en PDF la oración para pedir la intercesión de san Josemaría.
► Se ruega a quienes obtengan gracias por intercesión de san Josemaría Escrivá, que las comuniquen a la Prelatura del Opus Dei en Chile, Dunkerque 9133, Las Condes, Santiago, o escriban a ocs.cl@opusdei.org
Se pueden pedir más ejemplares a la dirección indicada o por e-mail.
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