“Creemos que nuestros hijos van a ser siempre creyentes”

Dante Latorre y Alicia Velásquez son apoderados de Nocedal y Almendral, situados en la población El Castillo, de La Pintana. Consideran que estos colegios, animados por el espíritu del Opus Dei, son fundamentales en sus vidas, porque allí han aprendido a enfrentar los problemas como matrimonio y padres, y sus niños se han acostumbrado desde pequeños a sentir a Dios como a Alguien muy cercano.

“Ahora estamos bien, gracias a Dios”, comenta Alicia Velásquez. “Y a los niños estas cosas les han dado fuerza”.

Las cosas no han sido fáciles para la familia Latorre Velásquez. Durante años vivieron de los cachureos que vendían en la feria y de la participación ocasional de Dante como baterista en tres orquestas populares. El departamento, conseguido con heroicos esfuerzos, se les quemó tres veces.

"Pero los niños nunca dejaron de asistir a clases y de tener sus camisas limpias", aclara orgullosa Alicia. "Los profesores nos ayudaron mucho para que no se traumaran. Ahora estamos bien, gracias a Dios. Y a los niños estas cosas les han dado fuerza".

"Nuestros hijos –dicen al unísono–, son un premio a todo lo que nos ha pasado. Paolo –puntualiza su mamá– tiene muy buena voluntad y eso también lo ha aprendido en el colegio. A pesar de todas las cosas que tiene que hacer, se ofreció para ser tutor de un compañero que iba a repetir y lo salvó".

“Nuestros hijos –dicen al unísono Dante Latorre y Alicia Velásquez– son un premio a todo lo que nos ha pasado”.

Alumno de Nocedal, Paolo es un buen estudiante que además ha desarrollado profesionalmente su afición por la música. Forma parte como clarinetista de la Orquesta de Nocedal y de la Orquesta Juvenil Metropolitana. Antonia, alumna de 8° básico de Almendral, sacó diplomas en ocho asignaturas y forma parte del coro de su colegio.

"Llevamos la música en la sangre", confiesa Dante. "Pero a Paolo le gustan las sinfonías y nosotros somos de cumbias y música popular".

¿Por qué eligieron estos colegios para sus hijos?

"Por la cercanía a nuestra casa, lo buenos que son y los valores que entregan. Los niños se acostumbran desde pequeños a sentir a Dios como a Alguien muy cercano", asegura Alicia. "Traen a la casa costumbres como la bendición de la mesa, el Rosario, el rezo al levantarse y al acostarse, cosas que uno no ve en otros niños. Por eso creo que para siempre van a ser creyentes. Mi hijo se encomienda a Dios cada vez que tiene que hacer algo importante".

Y a ustedes, ¿cómo les ha influido ser apoderados de estos colegios?

“Hemos aprendido mucho como matrimonio. Nos han enseñado a enfrentar los problemas”, afirma Dante, auxiliar y jardinero del Colegio Almendral.

"Hemos aprendido mucho como matrimonio. Nos han enseñado a enfrentar los problemas, a ayudar a los hijos, a que tengan confianza con nosotros. Los dos mantienen la comunicación de niños con la mamá", afirma Dante, que actualmente se desempeña como auxiliar y jardinero en Almendral. Alicia señala que en este sentido han sido cruciales los talleres para mamás, a los que asiste en el colegio de su hija, y en el Centro de la Familia, que acoge a los apoderados de los colegios y habitantes del sector. "Las charlas son muy entretenidas, siempre se aprende algo nuevo y acercan a la familia a Dios".

"En la casa no existe el trago", concluye Dante. "Tratamos de llevar la vida más correcta que podamos".

"AQUI ME SIENTO MUY QUERIDO"

Paolo tiene trece años, es el primer clarinete de la Orquesta del colegio y está becado por la Fundación de Orquestas Sinfónicas Estudiantiles. Además de sentirse muy agradecido por lo que ha recibido en Nocedal, cuenta que le asombra ver cómo sus padres han cambiado y descubierto grandes valores a través de su experiencia en el colegio.

¿Qué valores son los que te llaman la atención?

Paolo Latorre, alumno y primer clarinete de la Orquesta de Nocedal: “Mis papás eran muy aprensivos, ahora son más relajados”.

"El respeto que se tiene entre los profesores y alumnos. Aquí me siento muy querido".

¿Qué cambios notas en tus padres en su experiencia como apoderados del Nocedal?

"Mis papás eran muy aprensivos, ahora son más relajados. Aprendieron a conversar más, y eso es un gran cambio".

Has tenido una educación privilegiada y eso es una responsabilidad. ¿Cómo devuelves a la sociedad este beneficio?

"Trato de ayudar lo más posible a mis vecinos en el pasaje. Muchos de ellos no vienen a este colegio, y yo les echo una mano en sus tareas. Cuando les explico, me siento bien y muy orgulloso de poder ayudar a otros".