Corpus Christi: Jesús caminó por colegios y calles de Santiago

La Fiesta de Corpus Christi fue celebrada tanto en establecimientos educacionales como en las calles de Santiago, donde estudiantes y transeúntes pudieron apreciar cómo las vías se transformaban en alfombras florales para abrir paso a Jesús Sacramentado.

"Jesús caminó por las calles de Santiago" Reproducimos aquí la nota aparecida en www.iglesiadesantiago.cl

Cerca de tres mil fieles acompañaron a Jesucristo Sacramentado en medio de nosotros, durante la procesión de Corpus Christi, sobre alfombras de flores y a través de las Iglesias fundadoras del centro de la ciudad.

El reloj marcaba las 16:30 horas del domingo 22 de junio cuando las campanas de la torre de San Francisco doblaron por Cristo Sacramentado, y desde las altas ventanas llovieron pétalos de flores al inicio de la procesión.

Momentos antes, durante la Eucaristía presidida por el Cardenal Ricardo Ezzati, el Arzobispo de Santiago pedía a los fieles que, durante la peregrinación, no olvidaran que a quien acompañaban caminando por la ciudad era al propio Jesús, “el Pan Vivo bajado del cielo, el Señor resucitado que quiere caminar dando vida a nuestra ciudad”.

Jesús es "el Pan Vivo bajado del cielo, el Señor resucitado que quiere caminar dando vida a nuestra ciudad”, recordó en su homilía Mons. Ricardo Ezzati.

Consultado, antes de la Eucaristía, acerca del sentido de que Cristo salga a la calle a caminar en medio de la ciudad, el Arzobispo explicaba que la calle forma parte de nuestra cotidianeidad, “vivimos mucho tiempo en la calle, y allí pasan muchas cosas, se celebran fiestas, hay también protestas; en esta ocasión significa llevar la esperanza que es Jesucristo como respuesta a las preguntas más profundas de la persona humana, con la gran alegría de poder celebrarlo públicamente, porque la fe es un aporte a la construcción de nuestras calles, de nuestra vida pública, es decir, de la vida de la ciudad”, indicó.

No hay Iglesia sin Eucaristía

“Nos encontramos en esta tarde en esta Iglesia histórica de San Francisco”, dijo el Cardenal al comenzar su homilía, “donde nuestros antepasados han proclamado su fe en el Señor, para celebrar también nosotros esa misma fe, la fe en la presencia real de Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía”.

Destacó dos verbos que habían sido leídos del Deuteronomio: “recuerda” y “no olvides”. “Efectivamente, la Eucaristía es el memorial de la presencia del Señor. Quienes estamos aquí en esta tarde, y los cristianos del mundo entero en esta fiesta de Corpus Christi, estamos invitados a hacer memoria, a recordar y a no olvidar”, expresó.

Aquello que es necesario no olvidar nunca es que “Dios, nuestro Padre, nos ama”, sostuvo, y agregó que “Dios nos llama para salir del desierto y llegar a la tierra prometida, nos llama a ser un solo pueblo, un solo cuerpo, cuya cabeza es Jesús”.

Y es que en la Eucaristía, aseguró, “está realmente Jesús Resucitado, Jesús que es el fundamento de nuestra fe, que alimenta también nuestra fe para que con ella podamos llegar a la vida eterna”.

El Santísimo camina por las calles de Santiago, y es fotografiado por sorprendidos transeúntes.

“La Iglesia no sería Iglesia sin la Eucaristía, y es por eso que también nuestra vida cristiana no es auténticamente vida cristiana sin la Eucaristía”, afirmó. “Por eso el día domingo es el día en que los cristianos nos reunimos para celebrar la cena del Señor, y para manifestar nuestra fe viva en la presencia de Jesús que camina junto con nosotros”.

La comunidad, la vida, la Palabra

A través de la calle Estado esperaba la larga y colorida fila de alfombras de flores, y sobre ellas avanzó la procesión llevando al Santísimo. Junto al Cardenal Ezzati caminaban también monseñor Pedro Ossandón, monseñor Galo Fernández y monseñor Fernando Ramos, obispos auxiliares de Santiago, el P. Marek Burzawa, Vicario de la Zona Centro, monseñor Héctor Gallardo, Vicario General de Pastoral, el P. Pedro Narbona, y el P. Mariano Puga, entre otros.

Su primera detención, frente al templo de San Agustín, tuvo por signo a una Iglesia comprometida con los dolores actuales, dramas como los producidos por el terremoto en el norte, o el incendio de Valparaíso. Fue un llamado a ponerse a sí mismo al servicio de la comunidad.

La segunda estación, avanzando a través de calle Mac-Iver, fue ante la Basílica de la Merced, donde el signo fue Jesucristo al servicio de la vida en abundancia, incluida la del que está por nacer.

La columna avanzó entonces hasta Santo Domingo, donde en la esquina con 21 de Mayo la detención tuvo por centro una Iglesia al servicio de la Palabra de Dios.

El último tramo fue nuevamente sobre alfombras de flores, hasta calle Monjitas y de ahí hacia la Catedral, donde se dio comienzo a la Adoración al Santísimo. Tras una emotiva ceremonia, la fiesta de Corpus Christi terminó con la bendición de nuestra ciudad.

Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
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