16 de julio: fiesta de la Virgen del Carmen

En la celebración de la solemnidad de la Virgen del Carmen, Reina de Chile, reflexionamos sobre nuestra Madre, la Patria y pedimos su intercesión por nuestro país.

Hoy veneramos especialmente a nuestra Patrona y Reina de Chile, rezando la oración popular: “Llenos de la más tierna confianza como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesoros de misericordia que con tanta solicitud siempre nos has dispensado”.

En el siglo XVI, los misioneros agustinos venidos de España enseñaron el Evangelio en el Chile naciente, junto con dar a conocer y honrar a la Santísima Virgen María bajo la advocación del Carmen. Esta devoción se extendió rápidamente entre sus habitantes. Poco después se creó la primera Cofradía del Carmen en Concepción. Desde entonces, cada 16 de julio, Solemnidad de la Virgen del Carmen, en muchas ciudades y pueblos se honra a la Madre de Dios con procesiones y cantos.

En 1817 los generales José de San Martín y Bernardo O’Higgins se acogen a la Virgen del Carmen pidiendo su ayuda en las batallas por la independencia de Chile. Después de conseguida la victoria en Maipú, O’Higgins puso la primera piedra del que sería el Templo Votivo de Maipú, actualmente Santuario Nacional y Basílica del Carmen.

Nuestro país solicita oficialmente a la Santa Sede la proclamación de la Virgen del Carmen como Patrona de Chile y luego su coronación como Reina, lo cual se obtiene en 1923. En 1987 el Papa san Juan Pablo II renovó la coronación de la imagen que se custodia en la Catedral de Santiago.

El Evangelio de hoy nos habla del cuidado maternal que tiene María para ayudarnos en nuestras necesidades materiales –la carencia de vino en la celebración del matrimonio en Caná– y también espirituales –las de cada uno–. En este día de fiesta mariana en nuestra patria, hemos de tener alguna manifestación de cariño con la Virgen y acudir a ella con la fe propia de los hijos. Son variados los requerimientos personales, familiares, nacionales por los que hemos de pedir. Como en las bodas de Caná, Jesús no se resistirá a los ruegos de su Madre.

En la tradicional oración que rezamos en Chile desde el siglo XIX, le decimos: “¡Oh Virgen Santísima del Carmen! Llenos de la más tierna confianza como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesoros de misericordia que con tanta solicitud siempre nos has dispensado”. Así hemos de rogar: con la seguridad de un hijo en la mejor de las madres, María. Descargar oración aquí.


En la fiesta de la Virgen del Carmen podrás encontrar:

  • Video sobre el escapulario del Carmen 
  • Homilía del fundador del Opus Dei sobre la Virgen María
  • Cinco recursos para fomentar la devoción a la Virgen del Carmen
  • Cinco textos de san Josemaría para la fiesta de la Virgen del Carmen

Oración por Chile a nuestra Señora del Carmen
(por Monseñor Ramón Ángel Jara, siglo XIX)

Imagen más antigua en Chile, del año 1642. Se venera en la Parroquia de San Agustín, en Concepción.
Imagen más antigua en Chile, del año 1642. Se venera en la Parroquia de San Agustín, en Concepción.

¡Oh Virgen Santísima del Carmen!. Llenos de la más tierna confianza como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesoros de misericordia que con tanta solicitud siempre nos has dispensado.

Reconocemos humildemente que uno de los mayores beneficios que Dios ha concedido a nuestra Patria, ha sido señalarte a Ti por nuestra especial Abogada, Protectora y Reina. Por eso a Ti clamamos en todos nuestros peligros y necesidades seguros de ser benignamente escuchados. 

Tú eres la Madre de la Divina Gracia, conserva puras nuestras almas; eres la Torre poderosa de David, defiende el honor y la libertad de nuestra Nación; eres el refugio de los pecadores, corta las cadenas de los esclavos del error y del vicio; eres el consuelo de los afligidos, socorre a las viudas, a los huérfanos y desvalidos; eres el auxilio de los cristianos, conserva nuestra fe y protege a nuestra Iglesia, en especial a sus Obispos, sacerdotes y religiosos.

Desde el trono de tu gloria atiende a nuestras súplicas, ¡oh Madre del Carmelo! Abre tu manto y cubre con él a esta República de Chile, de cuya bandera Tú eres la estrella luminosa. Te pedimos el acierto para los magistrados, legisladores y jueces; la paz y piedad para los matrimonios y familias; el santo temor de Dios para los maestros; la inocencia para los niños; y para la juventud, una cristiana educación.

Aparta de nuestras ciudades los terremotos incendios y epidemias; aleja de nuestros mares las tormentas, y da la abundancia a nuestros campos y montañas. Se el escudo de nuestros guerreros, el faro de nuestros marinos y el amparo de los ausentes y viajeros. Se el remedio de los enfermos, la fortaleza de las almas atribuladas, la protectora especial de los moribundos y la redentora de las almas del Purgatorio.

¡Óyenos pues, Reina y Madre Clementísima! Y haz que viviendo unidos en la vida por la confesión de una misma fe y la práctica de un mismo amor al Corazón Divino de Jesús, podamos ser trasladados de esta patria terrenal a la patria inmortal del cielo, en que te alabaremos y bendeciremos por los siglos de los siglos. Amén.

    Pbro. Pablo Aguilera