Bendición de la Casa Quizapu en La Pintana

Es muy bonito celebrar cuando un sueño se hace realidad.

En diciembre solo estaba el terreno... pero todos tienen el sueño de la casa propia y nosotros también.

Son las 4 de la tarde del sábado 2 de septiembre. Suenan unas tonadas que nos recuerdan que ya ha comenzado el mes de la patria. Un agradable sol acompañaba la llegada de familias enteras: guaguas, jóvenes, papás y abuelos. El lugar: la población El Castillo de La Pintana. El motivo: la esperada bendición de la Casa Quizapu.

Los papás más entusiastas están desde las 2, no quieren olvidar ningún detalle para este gran día: la casa de 120 m2 está adornada con globos, flores y fotos de las actividades; las bandejas con papas fritas, sándwiches, galletas; los vasos, las bandejas, los jugos, las bebidas… Han sido semanas de preparación, porque es muy bonito celebrar cuando un sueño se hace realidad.

En diciembre solo estaba el terreno. El Club para jóvenes de quinto a séptimo básico y la Academia para los de primero y segundo medio había funcionado los últimos años en las salas y patios del Colegio Nocedal. Pero todos tienen el sueño de la casa propia, y nosotros también. Tocando puertas y visitando gente para explicarles el proyecto, fuimos encontrando familias generosas, que con esfuerzo contribuyeron para poder instalar nuestra casa, la Casa Quizapu.

Containers de transporte de productos congelados, equipados con un eficaz sistema de aislación, serían la base de nuestra casa.

Con la inventiva de Fernando y Enrique diseñamos una casa práctica, segura y de rápida instalación. Containers de transporte de productos congelados, equipados con un eficaz sistema de aislación, serían la base de nuestra casa. Diciembre, enero, febrero y en marzo ya estábamos en los detalles. En ese mes comenzamos con nuestras actividades.

Imposible olvidar la completada solidaria. Con el impulso y el aporte generoso de todos los apoderados, un día nos pusimos a vender completos. A la salida de una actividad del colegio, familias enteras preparaban las salchichas, pelaban los tomates, molían la palta y armaban los completos que se vendieron como pan caliente. Con los fondos recaudados compramos las mesas de nuestra casa.

Y llegó el día de la bendición. Estábamos todos los protagonistas de esta historia: las familias de los jóvenes que participan del Club y de la Academia, las que generosamente nos hicieron alguna donación, los jóvenes universitarios y profesionales que semana a semana organizan las actividades. Presidía la bendición don Sergio Boetsch, vicario regional del Opus Dei en Chile, quien desde los comienzos del proyecto Quizapu nos alentó a servir generosamente a las familias de La Pintana.

Y llegó el día de la bendición. Estábamos todos los protagonistas de esta historia...

Don Sergio comienza la bendición: “El Señor quiere que todas las personas lo encuentren. En esta casa se hace una muy bonita labor: la Academia, el Club, con estos jóvenes, también los papás están invitados a participar y la idea es dar formación cristiana. Imploramos la gracia del Señor para que este sea un momento de encuentro con Jesucristo. Siempre insiste mucho el Prelado de la Obra en que todos estos instrumentos sean de encuentro con Cristo, no sólo de hacer cosas, y que esa formación nos lleve a vivir la vida cristiana, a alcanzar la santidad y también a servir mucho a los demás. Que tengamos esa preocupación”.

Don Sergio Boetsch, vicario regional de la Prelatura en Chile, bendijo la nueva casa para la Academia Quizapu.

“Todas estas obras que uno ve a aquí–agregó el vicario–son fruto de gente que quiere servir, ayudar a los demás. Ojalá que ese espíritu también nos lo ponga el Señor en nuestro corazón. Doy las gracias a todos los que han trabajado. Me han ido contando el empeño, el cariño que han ido poniendo aquí. A la gente que ha ayudado, se lo agradezco de todo corazón, y le pedimos al Señor que retribuya todo este trabajo, este esfuerzo que han puesto, los papás, los hijos, las familias, gente de la Obra que ha venido de distintos lugares. Sale adelante con el esfuerzo de todos y que el Señor lo retribuya”.

Termina la bendición y disfrutamos de una rica once, los más chicos (y algún papá que aún se siente joven) animan un entretenido partido de fútbol. Sabemos que en este día se cierra el capítulo de una historia, que continuaremos escribiendo; de jóvenes que buscan a Dios en medio del mundo, con sus aficiones, sus intereses musicales y culturales, con sus amigos, a través del esfuerzo del estudio bien hecho…

Estamos seguros de que se cumplirá lo que nos dice don Sergio para finalizar, “que con la gracia de Dios esto siga llenándose de gente y que haya mucho fruto en las almas y en los corazones de los muchachos jóvenes de aquí, de La Pintana”.