Carmen Gloria soñaba con ser universitaria mientras estudiaba en el liceo Polivalente Santa Juliana, de Recoleta. También era el sueño de sus padres para esta hija única que, desde pequeña, mostraba una pasión por el estudio. Sin embargo, luego de asistir en su colegio a una charla informativa sobre el Centro de Formación Técnica Fontanar, se entusiasmó y decidió cambiar de planes y estudiar hotelería. La decisión no iba a ser fácil: tenía que convencer a sus padres, que estaban empeñados en que postulara a una beca y entrara a la universidad.

"Sobre todo a mi mamá le costó mucho que eligiera una carrera técnica. Pero una vez que conoció Fontanar, quedó encantada, porque la recibieron con mucho cariño. El ambiente que se vive es muy de familia, y eso se logra porque muchas de las personas que trabajan allí procuran llevar una vida cristiana ysiguen las enseñanzasde San Josemaría. ¡Dan ganas de estar allí!"

Carmen Gloria afirma que una de las características de Fontanar que más la ayudó fue "la confianza que me dieron mis profesoras. Ellas tienen con las alumnas una relación muy cercana, siempre están dispuestas a escuchar y a aconsejarte."

Hoy, en su actividad profesional, trata de aplicar esa misma cercanía con quienes tiene a su cargo, estando disponible para oír sus problemas y orientarlas en la forma de realizar su trabajo.

"Una de las cosas que les hago ver es lo que me enseñaron en Fontanar: que uno tiene que empezar de abajo, que las cosas se deben ir ganando con esfuerzo, a medida que uno avanza en el camino. Que nadie puede aspirar de inmediato a un puesto de supervisión. A veces, hay personas que llegan a trabajar acá y se molestan porque les piden realizar labores que consideran inferiores. Intento cambiarles la mirada. Todo trabajo es digno, desde hacer una cama hasta asumir un puesto gerencial. Las profesionales que vienen de Fontanar tienen eso claro y por esta razón son muy requeridas para trabajar aquí."

Carmen Gloria sigue estudiando. En 2008 terminará Ingeniería en Recursos Humanos y se pondrá de cabeza a aprender inglés, idioma que considera indispensable en su carrera. Pero no olvida Fontanar.

"Después de cinco años –cuenta– volví un día que tenía que hacer unos trámites por ahí cerca. ¡Se acordaban todavía de mí y me recibieron con el mismo cariño de siempre! Todas me preguntaban por mi hijo, por mi trabajo, por mi vida. Pensé: qué agradable es estar acá".