“Acción de Corazón” en terreno

A través del programa de apoyo social del Colegio Nocedal, de La Pintana, “Acción de Corazón”, durante febrero la comunidad del establecimiento apoyó a víctimas de los incendios forestales que azotaron al país entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos.

Parte del equipo del Colegio que apoyó en las labores de reconstrucción, tras el incendio en Cutemu.

Chile ardía en llamas. Cerca de 500 mil hectáreas fueron arrasadas por los incendios forestales este verano de 2017, los que dejaron a su paso miles de familias sin hogar y fuentes de trabajo. Pero en tiempos de crisis abundan iniciativas de solidaridad. Así lo demostraron apoderados, profesores, administrativos, alumnos y exalumnos del Colegio Nocedal, en La Pintana.

En pleno periodo de vacaciones, un grupo de profesores comenzó a observar con desconcierto el acontecer del país. “El sentimiento fue que no podíamos quedarnos esperando”, señala Andrés Ruiz-Tagle, subdirector del colegio. La ayuda surgió como una iniciativa natural. Los constantes llamados del Papa Francisco a evitar el encierro en uno mismo e ir al encuentro de las personas necesitadas, hacían su efecto en los corazones de la familia Nocedal: “Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (Evangelii Gaudium, 20, 2013).

Voluntarias recolectando enseres para la localidad afectada.

El profesor Ruiz-Tagle cuenta que junto a otros dos académicos comenzaron a preguntar sobre las personas afectadas dentro del colegio y advirtieron que habían auxiliares, académicos y personal administrativo a quienes se les estaban quemando sus casas o las de sus familiares. “Había un clima de extrema necesidad”. Elvis, otro profesor del colegio, tenía una propiedad que pertenece a sus padres, cerca de San Pedro de Alcántara, en la localidad de Cutemu, donde había una gran comunidad afectada. A él se le preguntó por las principales necesidades de la zona y ofreció varias alternativas. Luego de oírlas, se escogió a la señora Isabel, a quien se le había quemado la casa completa, perdiendo todo y con un hijo enfermo postrado.

La estrategia se armó con un par de profesores, que partieron de avanzada a Cutemu, a analizar el entorno y a visitar a Isabel y a su hijo, para evaluar las necesidades reales. Había muchísimo por hacer, pero como es habitual, se carecía de recursos para brindar toda la ayuda. Nocedal cuenta con una iniciativa social que se llama “Acción de Corazón”, cuya misión es visitar a enfermos, ancianos y personas vulnerables. “La idea es ir en ayuda de personas necesitadas, vinculadas al colegio o no: familias que requieran apoyo”, señala Margarita, ex apoderada del colegio y quien colabora desde hace varios años en este programa. Sobre lo que mueve a las personas que participan en el programa, resume: “Hacer crecer un corazón generoso. Y dar siempre gracias a Dios”.

De regreso a Santiago, el equipo organizador inició una campaña en Facebook. La idea era captar voluntarios y los recursos necesarios. En las redes sociales se publicó una lista de enseres para las familias damnificadas, la que se completó principalmente gracias a apoderados del colegio y sus amistades. A su vez, los socios de la Fundación Nocedal y sus conocidos consiguieron recursos económicos que permitieron dar con la ayuda requerida. Destaca el caso de un grupo de veraneantes de Santo Domingo que hicieron una efectiva campaña que permitió contratar el bus para el traslado y comprar un generador eléctrico para la familia de Isabel.

Cariñoterapia: la mano femenina

El 2 de febrero, 45 personas llegaron de madrugada al colegio y luego de participar en una Misa a las 6:45 am, partieron en bus a Cutemu, en un trayecto que tomaba cuatro horas.

Entre los voluntarios, iban varias madres que participan activamente en “Acción de Corazón”. Ellas serían las responsables de la parte alimentaria, pero sobre todo de lo más importante: entregar soporte afectivo a las familias damnificadas, conteniendo emocionalmente a quienes lo perdieron todo, haciéndose cargo del llamado del Papa: “La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz” (Evangelii Gaudium, 24, 2013).

“Las mamás saben qué conversar y cómo acompañar en una tragedia tan grande como que se te queme la casa”, cuenta Felipe, otro profesor del colegio, quien se trasladó con su novia el mismo día, junto a otras diez personas, en autos particulares, para apoyar las labores. “Nosotros como pareja hemos decidido hacer de nuestra vida un servicio del prójimo. Entonces, a pesar de que igual nos casábamos dos días después, no podíamos estar ajenos al hermano que lo necesita”, resume.

Otra amiga de la fundación, Adrianes, quien tiene una empresa de jardines, prestó su camión para llevar materiales. Así trasladaron rejas, tutores, el generador de electricidad, entre otras muchas cosas.

Un grupo de trabajo levantando la casa de Isabel.


El día más significativo de mis vacaciones

Los mismos apoderados reconocen que los que más ganaron fueron ellos mismos, al enfrentarse a estas duras realidades: "Gracias a ustedes por darnos la oportunidad de sentirnos útiles a nuestra patria. Es mucho el dolor y la desesperanza de familias de esfuerzo y entregar un granito de arena es un lindo gesto. Para mí, fue el día más significativo de estas vacaciones”, declara María Isabel, apoderada del colegio.

Otra voluntaria, Margarita, cuenta que su esposo estaba de vacaciones en el sur y que su hijo estaba recién operado. Pero ella igual viajó porque necesitaba hacerlo. “Era un deber ir”. Una vez terminada la actividad, habló con los profesores organizadores para repetir la visita y seguir apoyando a esta localidad.“No cuesta nada ayudar, dar un poco de alegría y esperanza a las familias afectadas y a nosotros nos llena el alma”, concluye Priscila, otra mamá que participó y que puso también su corazón al servicio de los demás.