​De la celda al escenario: teatro para prisioneros

Los presos de la cárcel de máxima seguridad de Lanciano (Italia) actuaron en un espectáculo teatral en la residencia universitaria Celimontano (Roma).

Presos de una cárcel de máxima seguridad italiana representan una obra de teatro.

Es normal acudir a una representación teatral fuera de un teatro: los locales de una parroquia, una sala o un gimnasio pueden convertirse inmediatamente en improvisados escenarios. Lo que es más extraordinario es que los actores salgan de la prisión para actuar. Es lo que ocurrió en la residencia universitaria Celimontano (Roma).

Sophia, estudiante de primer curso de Arqueología que vive en la residencia, acudió con otras universitarias a visitar a los presos en una cárcel situada en la provincia de Chieti: “El tema de este año fue ‘el cambio’ -dijo- y cada vez que íbamos allí inventábamos formas de estimular la reflexión de los detenidos sobre ese tema”.

Uno de los proyectos culturales en el que los reclusos pueden participar es precisamente el taller de teatro, que cada año culmina con un espectáculo. “Tras asistir a la representación -continúa Sophia-, se nos ocurrió hablar con el director del centro penitenciario para que vinieran a Roma, a nuestra residencia”. Aunque la obra ya se había representado en la cárcel ante las familias de los presos, sería la primera vez que se realizaba fuera de aquellos muros.

Los quince prisioneros que intervenían estaban sujetos a diferentes regímenes

Después de solicitar una serie de permisos, ya que los quince prisioneros que intervenían estaban sujetos a diferentes regímenes (desde delitos leves a otros que exigen máxima seguridad), lograron organizar la jornada: “El día del espectáculo, la primera impresión fue dura. Estábamos acostumbradas a ver a los reclusos en su entorno, mientras que aquí, en el salón de actos, iban escoltados uno a uno por los guardias de la prisión”.

"Agradecemos a Dios por todas las personas maravillosas que nos hace encontrar en el camino".

El auditorio estaba lleno y varios asistentes tuvieron que seguir el teatro de pie: “El espectáculo fue muy emocionante y divertido -concluye Sophia-. Lograron superar las expectativas de todos, que tal vez esperaban un producto más amateur”.

Al final de la obra, los presos leyeron una carta de agradecimiento que habían preparado. Decía así:

Mucha gente en el mundo sufre debido al dominio de unos pocos, que mantienen a los débiles encadenados, sin que estos sean culpables. Nosotros, en cambio, arrastramos nuestros errores, violamos la ley y ofendimos a la sociedad civil con elecciones nefastas.

Los católicos conocemos bien la historia de Saulo de Tarso y su encuentro extraordinario con Jesús en el camino a Damasco.

Cualquiera puede tener un encuentro especial con una persona especial, pero luego tiene que saber elegir a lo largo de la vida. Tiene que tomar las decisiones correctas para llevar adelante una vida justa y no malgastarla escogiendo el mal.

Nuestro director, asistido por operadores y funcionarios de prisiones, nunca nos hizo sentir culpables. Nunca nos han tratado con sentimientos justicialistas. El simple hecho de estar aquí, de habernos permitido esta aventura, pone de relieve la profunda oportunidad de recuperación y de esperanza que se nos ofrece.

Respetando sus decisiones, agradecemos a Dios por todas las personas maravillosas que nos hace encontrar en el camino. Gracias