​Novena a san Josemaría para la curación de los enfermos

Con esta oración, se pide a Dios por la intercesión de san Josemaría que devuelva la salud a una persona o que, si su voluntad es otra, le ayude a aceptar el querer de Dios.

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Sumario


      Presentación

      Esta novena tiene por finalidad pedir a Dios, por intercesión de san Josemaría, que devuelva la salud a una persona o que, si la voluntad de Dios es otra, le ayude a aceptarla, a ejemplo de la unión filial de Cristo al Padre en Getsemaní.

      Cada día de la novena consta de dos partes

      1. La primera es una selección de textos de san Josemaría para reflexionar, hacer examen y rezar.

      2. La segunda parte consta de una serie de intenciones o peticiones dirigidas a Dios para que lo meditado se traduzca en propósitos concretos, en esfuerzos sinceros, en actitudes y en acciones para comprender y aceptar la enfermedad.

      Cómo hacer la novena

      Esta novena está dirigida a todas aquellas personas que, por sus circunstancias personales propias, de familiares, amigos o conocidos, deseen recuperar la salud y llevar la enfermedad con sentido cristiano de alegría y unión con Cristo en la Cruz.

      Puede practicarse en pareja, a solas o en conjunto con otras personas a lo largo de nueve días consecutivos, o en un solo día semanal a lo largo de nueve semanas; o en plazos mayores y ritmos menos regulares, según las posibilidades de los que la practican.

      La lectura de todos o de algunos textos puede realizarse en voz alta por quien dirige la novena. Después de leer cada reflexión y cada intención, se aconseja una pausa de silencio para rezar.

      Escribir un favor por intercesión de san Josemaría


      Oración a san Josemaría

      Oh Dios, que por mediación de la Santísima Virgen otorgaste a san Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor.

      Concédeme por la intercesión de san Josemaría el favor que te pido... (pídase). Así sea.

      Padrenuestro, Avemaría, Gloria.


      1.° día: Dios nos ama

      Reflexión: Palabras de san Josemaría

      Es preciso convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo. —Vivimos como si el Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas, y no consideramos que también está siempre a nuestro lado. Y está como un Padre amoroso —a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos—, ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y perdonando.

      ¡Cuántas veces hemos hecho desarrugar el ceño de nuestros padres diciéndoles, después de una travesura: ¡ya no lo haré más! —Quizá aquel mismo día volvimos a caer de nuevo... Y nuestro padre, con fingida dureza en la voz, la cara seria, nos reprende..., a la par que se enternece su corazón, conocedor de nuestra flaqueza, pensando: pobre chico, ¡qué esfuerzos hace para portarse bien!

      Preciso es que nos empapemos, que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor que está junto a nosotros y en los cielos. (Camino, nº 267)

      Cuando te parezca que el Señor te abandona, no te entristezcas: ¡búscale con más empeño! Él, el Amor, no te deja solo. (Forja, nº 250)

      Si vienen contradicciones, está seguro de que son una prueba del amor de Padre, que el Señor te tiene. (Forja, 815)

      Niño. —Enfermo. —Al escribir estas palabras, ¿no sentís la tentación de ponerlas con mayúscula? Es que, para un alma enamorada, los niños y los enfermos son Él. (Camino, 419)

      Oración del enfermo

      Para que Dios nuestro Señor me conceda la gracia de ver, con la luz clara de la fe, que Él está siempre a mi lado, como un Padre amoroso que nunca me abandona; que me haga comprender que Él es el Amor, y quiere mi bien más que nadie en el mundo. Y que me ayude a tener con- fianza en el Médico divino, Jesucristo, que me puede conceder la salud del cuerpo –si ésa es su santa voluntad– y la paz del alma.

      Oración por el enfermo

      Para que Dios conceda a su hijo(a) ... la gracia de sufrir lleno(a) de fe y confianza, con la seguridad total de que Él está siempre a su lado, ayudándolo(a) con su inmenso cariño de Padre. Y que, si ésa es su santa voluntad, le conceda la curación y el total restablecimiento de su salud.

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      2.° día: Jesús es nuestro Amigo

      Reflexión: Palabras de san Josemaría

      Jesús es tu amigo. —El Amigo. —Con corazón de carne, como el tuyo.

      —Con ojos, de mirar amabilísimo, que lloraron por Lázaro... Y tanto como a Lázaro, te quiere a ti. (Camino, 422)

      Buscas la compañía de amigos que con su conversación y su afecto, con su trato, te hacen más llevadero el destierro de este mundo..., aunque los amigos a veces traicionan. —No me parece mal. Pero... ¿cómo no frecuentas cada día con mayor intensidad la compañía, la conversación con el Gran Amigo, que nunca traiciona? (Camino, 88)

      Contigo, Jesús, ¡qué placentero es el dolor y qué luminosa la oscuridad! (Camino, 229)

      Ya han cosido a Jesús al madero… No era necesario tanto tormento. Él pudo haber evitado aquellas amarguras… Pero quiso sufrir todo eso por ti y por mí. Y nosotros, ¿no vamos a saber corresponder? (Vía Crucis, XI, 1)

      Oración del enfermo

      Para que María Santísima y San José me alcancen la gracia de sentir la ternura, el consuelo y la alegría de la amistad de Cristo, recordándome lo que Él nos dijo: Yo os he llamado amigos. Y que esa amistad me haga más suave el aceptar y ofrecer a Dios mis sufrimientos –por todo el tiempo que Él disponga–, pensando en el amor con que Jesús quiso sufrir su Pasión por amor a mí.

      Oración por el enfermo

      Para que, por intercesión de la Virgen y de San José, Dios conceda a su hijo(a)... la gracia de sentir la ternura, el consuelo y la alegría de la divina amistad de Jesús, de modo que se le haga más suave aceptar y ofrecer a Dios sus sufrimientos, pensando en el amor con que Cristo sufrió por nosotros. Y que no dude de que Jesús le concederá la salud, si esto es lo mejor para su alma.

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      3.° día: Dios escucha la oración de los enfermos

      Reflexión: Palabras de san Josemaría

      Después de la oración del Sacerdote y de las vírgenes consagradas, la oración más grata a Dios es la de los niños y la de los enfermos. (Camino, 98)

      Habla Jesús: “Así os digo yo: pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Haz oración. ¿En qué negocio humano te pueden dar más seguridades de éxito? (Camino, 96)

      Orar es el camino para atajar todos los males que padecemos. (Forja, 76)

      Hemos de creer con fe firme en quien nos salva, en este Médico divino que ha sido enviado precisamente para sanarnos. Creer con tanta más fuerza cuanta mayor o más desesperada sea la enfermedad que padezcamos. (Amigos de Dios, 193)

      Repite con segura esperanza: Señor, mira que estoy enfermo; Señor, Tú, que por amor has muerto en la Cruz por mí, ven a curarme. Confía, insisto: persevera llamando a su Corazón amantísimo. Como a los leprosos del Evangelio, te dará la salud. (Forja, 213)

      Oración del enfermo

      Para que, con la gracia del Espíritu Santo, aumente en mí cada día más la fe en la oración, con la seguridad de que Dios siempre me escucha, Él que atiende las oraciones humildes y perseverantes de sus hijos y no deja nunca de darnos las gracias más convenientes para nuestra santificación y nuestra salvación. Y que, por eso, al pedir a Jesús que me cure, no me falte la fe en que, si es para mi bien, me lo concederá.

      Oración por el enfermo

      Para que el Espíritu Santo ayude a… a tener mucha fe en la oración. Que, en la oración, él (ella) encuentre paz y seguridad, con el convencimiento de que Nuestro Señor prometió escuchar y atender nuestras oraciones, estando siempre dispuesto a darnos lo que más nos conviene. Y
      que, por eso, no deje de pedir, con mucha fe –apoyado(a) también en la intercesión de la Virgen María– la gracia de curarse de esta enferme- dad, si eso es lo mejor para él (ella).

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       4.° día: Dios nos ayuda a estar alegres

      Reflexión: Palabras de san Josemaría

      La alegría que debes tener no es esa que podríamos llamar fisiológica, de animal sano, sino otra sobrenatural, que procede de abandonar todo y abandonarte en los brazos amorosos de nuestro Padre-Dios. (Camino, 659)

      La alegría es consecuencia necesaria de la filiación divina, de sabernos queridos con predilección por nuestro Padre Dios, que nos acoge, nos ayuda y nos perdona. —Recuérdalo bien y siempre: aunque alguna vez parezca que todo se viene abajo, ¡no se viene abajo nada!, porque Dios no pierde batallas. (Forja, 332)

      El auténtico amor trae consigo la alegría: una alegría que tiene sus raíces en forma de Cruz. (Forja, 28)

      Te quiero feliz en la tierra. —No lo serás si no pierdes ese miedo al dolor. Porque, mientras “caminamos”, en el dolor está precisamente la felicidad. (Camino, 217)

      Oración del enfermo

      Para que Dios me conceda la gracia de disfrutar de la maravilla de la alegría cristiana, que Jesús nos concede, como fruto del Espíritu Santo, cuando abrazamos los dolores, enfermedades y contrariedades de esta vida con un total abandono en los brazos de nuestro Padre Dios. Y que me ayude a entender que la alegría nace del amor, y el amor se hace auténtico –como el oro purificado en el fuego– en medio de las pruebas y en la Cruz.

      Oración por el enfermo

      Para que Dios conceda a su hijo(a)…el don de la alegría cristiana, que el Espíritu Santo comunica a las almas que se abandonan filialmente en los brazos de su Padre Dios. Y que la experiencia de esa alegría le ayude a comprender que no hay mayor felicidad que la de amar mucho, imitando el amor total con que Cristo Jesús se abrazó a la Cruz por nosotros.

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      5.° día: Dios bendice a los que aceptan su Voluntad 

      Reflexión: Palabras de san Josemaría

      La aceptación rendida de la Voluntad de Dios trae necesariamente el gozo y la paz: la felicidad en la Cruz. — Entonces se ve que el yugo de Cristo es suave y que su carga no es pesada. (Camino, 758)

      Jesús sufre por cumplir la Voluntad del Padre... Y tú, que quieres también cumplir la Santísima Voluntad de Dios, siguiendo los pasos del Maestro, ¿podrás quejarte si encuentras por compañero de camino al sufrimiento? (Camino, 213)

      ¿Estás sufriendo una gran tribulación? —¿Tienes contradicciones? Di, muy despacio, como paladeándola, esta oración recia y viril: “Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justísima y amabilísima Voluntad de Dios, sobre todas las cosas. —Amén. —Amén.” Yo te aseguro que alcanzarás la paz. (Camino, 691)

      Jesús, lo que tú “quieras”... yo lo amo. (Camino, 773)

      Oración del enfermo

      Para que, auxiliado(a) por la Santísima Virgen, yo sepa aceptar con amor la Voluntad de Dios diciendo, como María, un “hágase” –un fiat– lleno de fe y de amor. Y que nunca me olvide de que la Voluntad de Dios es siempre –aun cuando no lo entendemos– una caricia del Cielo, que es nuestro verdadero bien; y que, por eso, la oración más perfecta consiste en decir: “Hágase tu Voluntad así en la tierra como en el Cielo”.

      Oración por el enfermo

      Que la Santísima Virgen ayude a su hijo(a) … a aceptar, con mucha fe y amor, la santa Voluntad de Dios y que, como fruto de esa aceptación, encuentre la paz y saboree la verdad de las palabras de Jesús: Mi yugo es suave y mi peso leve.

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      6.° día: Jesús nos enseña a hacer del sufrimiento un acto de amor

      Reflexión: Palabras de san Josemaría

      Cuando estés enfermo, ofrece con amor tus sufrimientos, y se convertirán en incienso que se eleva en honor de Dios y que te santifica. (Forja, 791)

      El camino del Amor se llama Sacrificio. (Forja, 768)

      Contigo, Jesús, ¡qué placentero es el dolor y qué luminosa la oscuridad! (Camino, 229)

      Mira con qué amor (Jesús) se abraza a la Cruz. —Aprende de Él. — Jesús lleva Cruz por ti: tú, llévala por Jesús. Pero no lleves la Cruz arrastrando... Llévala a plomo, porque tu Cruz, así llevada, no será una Cruz cualquiera: será... la Santa Cruz. No te resignes con la Cruz. Resignación es palabra poco generosa. Quiere la Cruz. Cuando de verdad la quieras, tu Cruz será... una Cruz, sin Cruz. Y de seguro, como Él, encontrarás a María en el camino. (Santo Rosario, 4.º misterio de dolor)

      Oración del enfermo

      Para que Dios nuestro Señor me enseñe a ver el dolor, el sufrimiento y la enfermedad, no como un castigo, sino como una participación santa en la Cruz de Cristo; de forma que sepa amar la Cruz tal como Él la amó, y aprenda a abrazarla y a ofrecerla a Dios sin rebelarme ni quejarme. Y que, al mismo tiempo, no deje de rezar pidiendo al Señor con fe –siempre unido(a) a su Voluntad– la gracia de mi curación.

      Oración por el enfermo

      Para que Dios nuestro Señor ayude a … a comprender que la enfermedad y el sufrimiento no son un castigo, sino una manera santa de participar de la Cruz de Cristo y de abrazarla con aquel mismo amor con que El cargó el madero hasta el Calvario. Y que, al mismo tiempo, no dejemos de rezar con fe y humildad, para que Dios se digne curar a … de su enfermedad.

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      7.° día: Dios nos ayuda a dar alegría a los demás

      Reflexión: Palabras de san Josemaría

      No me olvides que a veces hace falta tener al lado caras sonrientes. (Surco, 57)

      Evita con delicadeza todo lo que pueda herir el corazón de los demás. (Surco, 807)

      Has de decidirte a seguir el camino de la entrega: la Cruz a cuestas, con una sonrisa en tus labios, con una luz en tu alma. (Vía Crucis, II, 3)

      Todo lo que ahora te preocupa cabe dentro de una sonrisa, esbozada por amor de Dios. (Surco, 89)

      Has de procurar que, donde estés, haya ese “buen humor” —esa alegría—, que es fruto de la vida interior. (Forja, 151)

      Oración del enfermo

      Para que Dios nuestro Señor –mientras yo esté enfermo– me conceda un corazón capaz de pasar por alto mis sufrimientos y de interesarme con cariño por las necesidades y preocupaciones de los demás; que me dé buen humor y disposición para dar atenciones y transmitir optimismo a todos los que me acompañan y me ayudan: a los parientes, a los que me cuidan, a los amigos que me visitan, etc.

      Oración por el enfermo

      Para que Dios nuestro Señor ayude a … –mientras esté enfermo(a)– a enfrentar con alma grande sus sufrimientos, de manera que, pasándolos por alto, sepa ser una fuente continua de luz y de alegría para los demás, tanto por su ejemplo de generosidad y abnegación, como por la irradiación de su sonrisa, de su buen humor, de su fe y de su amor.

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      8.° día: Jesús nos invita a ser sus colaboradores

      Reflexión: Palabras de san Josemaría

      Recuérdalo a la hora del dolor o de la expiación: la Cruz es el signo de Cristo Redentor. Dejó de ser el símbolo del mal para ser la señal de la victoria. (Forja, 782)

      Por lo tanto, si es voluntad de Dios que nos alcance el zarpazo de la aflicción, tomadlo como señal de que nos considera maduros para asociarnos más estrechamente a su Cruz redentora. (Amigos de Dios, 124)

      Si sabes que esos dolores —físicos o morales— son purificación y merecimiento, bendícelos. (Camino, 219)

      ¿No es verdad que en cuanto dejas de tener miedo a la Cruz, a eso que la gente llama cruz, cuando pones tu voluntad en aceptar la Voluntad divina, eres feliz, y se pasan todas las preocupaciones, los sufrimientos físicos o morales? Es verdaderamente suave y amable la Cruz de Jesús. Ahí no cuentan las penas; sólo la alegría de saberse corredentores con Él. (Vía Crucis, II)

      Oración del enfermo

      Para que Jesús me ayude a agradecer la Cruz que me envía y a verla como es: un acto de confianza de Dios en mí. Que entienda que nuestro Señor, al confiarme la Cruz –la Cruz de mi enfermedad actual–, me concede una espléndida oportunidad de purificarme, de santificarme y de ser su colaborador(a) en la salvación del mundo. Por eso, que yo vea el dolor como un tesoro que puedo ofrecer por el bien espiritual de mis parientes y amigos, por la Santa Iglesia, por los pecadores alejados de Dios, por los que sufren y por tantos otros.

      Oración por el enfermo

      Para que Jesús ayude a … a descubrir que la Cruz, el sufrimiento proveniente de la enfermedad, puede convertirse en un tesoro divino, grande y santo, con tal de que sepa unirlo, con fe y amor, al Sacrificio redentor de Cristo: tanto para la purificación y la santificación de su alma, como para el bien de la Iglesia y del mundo, para la salvación de muchos parientes, amigos, pecadores alejados de Dios, personas que sufren y tantos otros.

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      9.° día: María, Madre nuestra, está junto a nosotros

      Reflexión: Palabras de san Josemaría


      ¡Madre mía! Las madres de la tierra miran con mayor predilección al hijo más débil, al más enfermo, al más corto, al pobre lisiado... —¡Señora!, yo sé que tú eres más Madre que todas las madres juntas... —Y, como yo soy tu hijo... Y, como yo soy débil, y enfermo... (Forja, 234)

      Si yo fuera leproso, mi madre me abrazaría. Sin miedo ni reparo alguno, me besaría las llagas. —Pues, ¿y la Virgen Santísima? Al sentir que tenemos lepra, que estamos llagados, hemos de gritar: ¡Madre! Y la protección de nuestra Madre es como un beso en las heridas, que nos alcanza la curación. (Forja, 190)

      Acude en confidencia segura, todos los días, a la Virgen Santísima. Tu alma y tu vida saldrán reconfortadas. Ella te hará participar de los tesoros que guarda en su corazón, pues “jamás se oyó decir que ninguno de cuantos han acudido a su protección ha sido desoído”. (Surco, 768)

      Santo Rosario. —Los gozos, los dolores y las glorias de la vida de la Virgen tejen una corona de alabanzas, que repiten ininterrumpidamente los Ángeles y los Santos del Cielo..., y quienes aman a nuestra Madre aquí en la tierra. — Practica a diario esta devoción santa, y difúndela. (Forja, 621)

      Oración del enfermo

      Para que Dios nuestro Señor me conceda una devoción cada vez más grande a Nuestra Señora, mi Madre Santísima, y me dé una confianza absoluta en su intercesión y en sus cuidados maternales. Que me haga entender también que, para obtener las gracias que le pido –desde la santificación del sufrimiento hasta la curación de esta enfermedad y el restablecimiento total–, el camino más suave y seguro es recurrir a la mediación de María, especialmente por medio de la devoción que a Ella más le gusta: la recitación diaria del Rosario.

      Oración por el enfermo

      Para que Dios nuestro Señor ayude a … a refugiarse, con confianza filial absoluta, en los brazos de la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra. Que sienta su amparo y su cariño materno. Que no se olvide nunca de recurrir a su intercesión para pedirle la santificación del sufrimiento, la curación de la enfermedad y su rápido restablecimiento. Y que mantenga, como una costumbre santa e intocable, el hábito de rezar diariamente el Rosario.

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