Dar gratis lo que gratis se ha recibido

Fernando, productor audiovisual ecuatoriano, renunció durante un tiempo a su trabajo para dedicarse íntegramente al cuidado de sus padres enfermos, y así honrarles por todo lo que habían hecho por él a lo largo de su vida.

La historia de Fernando (Ecuador) forma parte del multimedia «El viaje del viaje», que se editó con ocasión del 50 aniversario de las catequesis de san Josemaría por América del Sur. A continuación reproducimos su testimonio.


Soy Fernando Falquez, de profesión productor audiovisual.

Creo que el tema del cuidado de mis padres fue creciendo poco a poco. Pienso que Dios, de alguna manera, está vivo en las acciones de cada uno de nosotros, en lo que hacemos y en lo que nos rodea.

Quiero contar que, hace algunos años, tomé la decisión de dedicarme al 100 % al cuidado de mis padres. Mi padre fue diagnosticado con Alzheimer y falleció hace dos años. Actualmente, mi madre padece demencia y presenta otras complicaciones.

Reflexiono mucho sobre la reciprocidad y la gratuidad. Pienso: ¿cuántas veces, cuando yo era un niño o un bebé, ellos se desvelaron por mí? Velaron mi sueño cuando estaba enfermo, se preocuparon si me caía del triciclo... Esa dedicación, ese amor incondicional, me enseñaron el valor de devolver lo recibido, con gratitud. Todo lo que aprendí de ellos fue gratuito, y eso me inspira a dar lo mejor de mí en este momento de sus vidas.

Recuerdo especialmente una misa durante la festividad de la Sagrada Familia. En una de las lecturas hablaba de la importancia de honrar a los padres. Decía algo como: “No te entristezcas ni te impacientes; ten paciencia y comprensión”. Esas palabras tocaron lo más profundo de mi ser, y me reafirmaron que vale la pena este esfuerzo.

Una enseñanza que me ha marcado profundamente es la de san Josemaría: “Haz de lo ordinario algo extraordinario”. En la cotidianidad, en las pequeñas cosas de cada día, hay grandeza si las hacemos con amor y dedicación. Esa idea me guía: vivir cada día con sencillez, pero con intensidad, enfrentando las complicaciones de la vida sin dejar que compliquen mi espíritu.