«Camino» y los caminos de la vida

Joanna, de Puerto Rico, recibió un día una petición de amistad por Facebook. Así, volvió a contactar con su niñera. Tras la alegría inicial, su amiga le preguntó: "Me podrías conseguir el libro «Camino»?"

En la homilía que lleva por título “El matrimonio, vocación cristiana”, san Josemaría afirma que «no se puede hablar del matrimonio sin pensar a la vez en la familia, que es el fruto y la continuación de lo que con el matrimonio se inicia. Una familia se compone no sólo del marido y de la mujer, sino también de los hijos y, en uno u otro grado, de los abuelos, de los otros parientes y de las empleadas del hogar. A todos ellos ha de llegar el calor entrañable, del que depende el ambiente familiar»[1].

Joanna R., de Puerto Rico, nos cuenta una historia de cariño y amistad con su niñera:

«Recibí una solicitud de amistad en Facebook de una tal Luz L., que yo no conocía y que, come es prudente, rechacé.

Pero después me fijé bien en la foto y me di cuenta de que era ¡mi niñera!, que yo recordaba con otro nombre y apellido: como Lennie D., no como Luz L. Le escribí:

“¿Lennie, eres tú? No te reconocí por el apellido L.”.

Cuando me fui de Puerto Rico traje el libro Camino conmigo, pero, no sé dónde fue a parar, y ¡me ha hecho tanta falta!

“Llevo diecisiete años siendo “señora de L.”; desde que me casé. Me he enterado de que eres del Opus Dei y me da mucha alegría. ¿Me podrías ayudar a conseguir el libro Camino?

“Por supuesto. Dame tu dirección postal y te envío un ejemplar”.

Se lo mandé con estampas de san Josemaría y de Dora del Hoyo. Además, me había pedido que encomendara la situación económica de su familia.

Le escribí dándole las gracias por habernos cuidado de pequeñas a mis hermanas y a mí. Le conté que, al ver su foto, me acordé de cuando ella me enseñaba las tablas de multiplicar, pero que ahora había aprendido un modo nuevo y mejor de “sumar”:

“En las empresas de apostolado, está bien es un deber que consideres tus medios terrenos (2 + 2 = 4), pero no olvides ¡nunca! que has de contar, por fortuna, con otro sumando: Dios + 2 + 2...”[2].

Al poco tiempo me contestó con una carta que decía:

“Un millón de gracias, no sabes cuánto te lo agradezco. Cuando me fui de Puerto Rico traje el libro Camino conmigo, pero, no sé dónde fue a parar, y ¡me ha hecho tanta falta! Es mi libro favorito.

Siempre las tengo muy presentes en mi alma y en mi corazón, haberlas cuidado fue lo mejor que pudo haber sucedido en mi adolescencia. Eso y haber conocido el Opus Dei. Los caminos de la vida me han llevado por otros rumbos, pero siempre tengo presente la gran doctrina que recibí con tu mamá, a quien quiero tanto y los retiros espirituales a los que asistí.

De vez en cuando entro al Facebook de tu hermana para mirar la foto de cuando eran chiquitas. Gracias por el libro, no sabes la falta que me hacía. Ya lo comencé a usar y también gracias por las estampitas. Dámeles saludos a todos y recuerda... Dios +2+2...”».

[1] Es Cristo que pasa, n. 27.

[2] Camino, n. 471.

Foto: Farzad Farid