Braval: Un camino para el ascensor social

En estos días prenavideños, Braval, el proyecto de solidaridad con más de dos décadas de trabajo en uno de los barrios con mayor marginalidad e inmigración de Barcelona, ha presentado “Claves de éxito para el ascensor social”, un libro que compendia 15 años de conversaciones sobre inmigración.

De izquierda a derecha: Josep Masabeu, Gregorio Luri, Juana Martín y Alfredo Pastor

En su felicitación navideña, el prelado del Opus Dei invitaba a llevar en esta Navidad “la alegría del Nacimiento de Jesús a los más necesitados”. Y Mons. Fernando Ocáriz añadía: “la misma estrechez de Belén puede repetirse de algún modo en muchos hogares de nuestras ciudades, especialmente este año, marcado por dificultades sociales, laborales y sanitarias. También muchos experimentan más la soledad. Procuremos, con la oración y con la ayuda material, llevar calor a todas las personas que podamos”.


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En Barcelona una de estas iniciativas solidarias es Braval, donde en 2005 empezaron las Conversaciones sobre Inmigración. “Nos dábamos cuenta de que el día a día nos iba absorbiendo, ocupados en ayudar a resolver los problemas concretos de cada familia”, se narra en la presentación del libro (descarga en PDF), “entonces nos planteamos las Conversaciones sobre Inmigración, con el objeto de conseguir un foro de información, intercambio de ideas y conocimiento de otras experiencias y enfoques de solución a los problemas”.

En las 117 conversaciones mantenidas entre 2005 y 2020 han participado 600 expertos procedentes de diversos ámbitos culturales profesionales e ideológicos: empresarios, medios de comunicación, políticos, instituciones asistenciales, mundo educativo, confesiones religiosas administraciones públicas y sociedad civil.

Uno de los puntales de las Conversaciones sobre Inmigración fue Nuria Gispert, una persona excepcional que, como dijo el presidente de Braval Josep Masabeu, “dedicó su vida a luchar por una sociedad más justa”. Directora de Cáritas diocesana, presidenta de Cáritas española, y concejal del Ayuntamiento de Barcelona, era miembro del comité organizador de las Conversaciones. “Siempre apoyó a Braval y se implicó especialmente a partir de su jubilación en el 2005, y hasta su muerte en septiembre del pasado año”, explicó Masabeu.

Uno de sus últimos escritos fue el prólogo de este libro: “cuando Pep me pidió que le prologara el libro -se lee en el texto de Nuria Gispert-, sentí una gran emoción. He tenido la fortuna y el honor de haber participado en todas las Conversaciones sobre Inmigración en Braval. He conocido a personas de diferentes sectores y ámbitos que han aportado, desde su experiencia vital y profesional, su visión sobre la inmigración”.

“Este libro es, en cierto modo, un análisis muy detallado de los elementos que intervienen en los procesos migratorios. Según datos de Naciones Unidas, en España viven más de 6 millones de inmigrantes, lo que supone el 13 % del conjunto de la sociedad española. La complejidad de la inmigración muestra que, ante una globalización sin límites, es necesario buscar espacios comunes, romper prejuicios y estereotipos, y salvaguardar y mejorar la cohesión social. Y Braval nos está mostrando un camino para conseguirlo”.

Juana Martín, ex adjunta a la dirección de Cáritas Barcelona y directa colaboradora de Nuria Gispert glosó su extraordinaria personalidad: “empecé a trabajar con Nuria en un año muy difícil, el 2001, el de los encierros de inmigrantes en las iglesias de Barcelona, que supuso un antes y un después, porque nos concienciamos de que la emigración está aquí, y está para quedarse”. En enero de 2001 unos setecientos inmigrantes se encerraron durante 47 días en una decena de iglesias de Barcelona pidiendo permiso de residencia en España.

“Nuria tenía un empuje, un compromiso por la justicia social y por el Evangelio -la justicia y la caridad van juntas-, y en un momento crítico para Cáritas, buscó modos para recabar fondos y dio estabilidad a la institución”, añadió Juana Martín.

Las claves del éxito para el ascensor social

El economista Alfred Pastor, otro de los participantes en la presentación del libro, dijo que “estamos abocados a recibir una gran cantidad de emigrantes, tanto de África como de Europa del Este”. Una de las razones es que la renta per cápita del continente africano es el 15 por ciento de la nuestra. Para Alfred Pastor, se trata de una oportunidad, “porque los que vienen de fuera tienen una moral de que son capaces de hacer todo”.

Braval “es un ejemplo de innovación”, afirmó Gregorio Luri, profesor, “porque ofrece tiempo de calidad a los chicos. No hay otra alternativa más que dar a los necesitados tiempo de calidad: esto no lo tienen en sus casas”. También dijo que le parecía admirable “la labor callada que está haciendo gente de la Iglesia, vengo de Sevilla donde hay barriadas con muchos problemas, y he visto la labor que se hace allí. Por esto creo que estamos en deuda con estas personas, que saben que nos jugamos mucho”.

Por último, Josep Masabeu expuso lo que -a su parecer- son las claves del éxito para el ascensor social: “en primer lugar, la mezcla. Después, ‘tirar hacia arriba’: los chicos tienen una capacidad brutal. En tercer lugar, hacer las cosas normales de la ciudad, no hay que hacer cosas ‘especiales’ para inmigrantes. Y, por último, el voluntariado”.

“Entre los chicos no hay diferencias por su origen, en Braval no hacemos programas para emigrantes, hacemos programas para todo el mundo”. Ahora, después de la Covid “hay 100 chicos que participan en las actividades, y tenemos ocho equipos deportivos. De los jóvenes que vienen por Braval, un 25 por ciento son españoles”.

Familias con cero ingresos

Sobre la pandemia, el presidente de Braval explicó que en primer lugar “fuimos por las casas para ver cuántos ordenadores hacían falta para que los estudiantes pudieran seguir los cursos online, y les conseguimos 14 ordenadores”. La mayoría de los chicos siguieron en contacto con sus voluntarios de referencia, que les han ayudaron en las tareas escolares.

A finales de marzo de 2020 “constatamos carencias alimenticias y colaboramos con la Acción Social Montalegre en organizar la campaña #yodoycomidaalRaval, una recogida solidaria organizada a través de las redes sociales que consiguió 32 toneladas de alimentos, que repartimos entre familias necesitadas del Raval, muchas de ellas participantes en las actividades de Braval. Después conseguimos tarjetas-monedero para alimentos”.

También se ha ayudado a muchas familias en los trámites con los servicios sociales; “un buen número lo tramitaban por primera vez y desconocían los procedimientos, porque son personas que previamente no habían necesitado este apoyo para salir adelante”.

“El momento presente es muy duro en muchas casas -añadió el presidente de Braval- y en especial en nuestro barrio. Ahora tenemos otro problema: hay personas que no pueden pagar el alquiler, hay familias con cero ingresos. Y no queremos dejar a nadie atrás”.

Por último, Masabeu recordó que, además de Nuria Gispert, en estos meses tan complicados fallecieron cuatro voluntarios que, durante años, han estado colaborando firmemente con Braval.


Unos datos del Raval, extraídos del libro “Claves de éxito para el ascensor social”:

El Raval de Barcelona es el barrio más céntrico de la ciudad y uno de los que tiene más déficits. Tiene una superficie de 1,1 kilómetros cuadrados, con 47.605 habitantes, de los que 23.810 son de origen extranjero. La media de población de Barcelona es de 16.000 habitantes por kilómetro cuadrado. Además, es uno de los lugares con más densidad de población del mundo. Reside un 2,93% de la población de Barcelona, concentrada en el 1,1% de la superficie de la ciudad.

De los 17.200 domicilios del barrio, 1.750 tienen menos de 30 m2. La ocupación media es de 2,79 habitantes por domicilio, pero hay 1.680 domicilios en los que viven más de 6 personas. Es un barrio con una fuerte inmigración, pues un 50,01% de sus residentes son de origen extranjero. Predomina una clase media empobrecida, “con un alto índice de familias en riesgo de exclusión social, desfavorecidas y sin esperanza”.

Como dice Masabeu, todos estos índices de dificultad “superan de mucho la de los banlieues, los suburbios de París. Allí la situación explotó, y aquí no. Porque tenemos una gran red social. En el Raval hay 13 escuelas, un polideportivo, servicios de salud, biblioteca, un teatro, cines. Y hay una mentalidad de ayudar. Mientras siga esta red, no creo que se produzca una explosión social”.