“Acabamos de ir a Ilavi-Catavi, los días 29 de abril al 1º de mayo. Fuimos para reparar y mejorar las condiciones de la escuela. Ya sabes: bancos, pizarras, puertas, ventanas. Y como son tiempos de clases, además de dar apoyo escolar, entretuvimos a los changos con juegos, en los recreos”, cuenta Daniel Rubín de Celis (Derecho, UMSA). Y añade: “Nos acompañó también el P. Alejandro Cagnoni, que iba de un lado a otro, donde lo llamaran, para la atención sacerdotal”.
El Centro Cultural Ancohuma, obra corporativa del Opus Dei, organiza periódicamente actividades de este estilo: la anterior fue en Asupaca, en diciembre pasado. Consiste en trabajar en algo que los comunarios definen como objetivo: atención médica, trabajos de construcción o refacción de edificios comunes como las instalaciones deportivas, la iglesia, las viviendas para los profesores, etc.
Para el Director de la Escuela de Ilavi-Catavi, Martinián Blanco, lo más valioso era “comprobar que no se trata de una ayuda paternalista, sino de un esfuerzo realizado junto con los comunarios, para un objetivo que a la larga interesa al país: mejorar las condiciones de la educación”.
“Trasladarse por unos días con otros estudiantes o profesionales jóvenes y compartir la vida e inquietudes de los campesinos es, aparte de otras cosas, como una terapia: te saca de tus egoísmos, te hace pensar en los demás”, comenta Fabricio Ávila (Ingeniería Electrónica, UMSA), quien asegura que además se crean lazos de afecto que duran siempre.
Marcelo Beltrán (administrador de empresas, que trabaja en Nestlé) transmite sus impresiones: “Los que vivimos en la ciudad nos hacemos una idea algoestática de la vida de las comunidades del Altiplano: como si vivieran incrustados en modos de vida invariable, solamente atentos a los ciclos de producción, a sus fiestas tradicionales… y no es así. Tienen planes, luchan por el futuro de sus hijos, están atentos a toda posible mejora en cualquier aspecto. Uno de los temas prioritarios es, para todos, la educación. Muchos quieren que sus hijos puedan ir a la universidad, claro que sin perder los lazos vitales y afectivos con su comunidad.”