Desde la fe, puedo afirmar que D. Eduardo algo hizo por mí en estas dos ocasiones. Durante la enfermedad y fallecimiento de mi madre, pudo tener unos momentos de total lucidez que nos facilitaron el decirle “hasta pronto”. Y en un asunto más mundano, de negocios, también pude percibir su intercesión. Es una alegría percibir ese estar al lado de D. Eduardo; algo que le era tan habitual en el trato con los alumnos en la Facultad de Medicina.
J.C. (correo electrónico)