Cartas al cielo: alumnas del Colegio Buen Consejo despiden al Papa Francisco

"Bienvenido al cielo", en un gesto lleno de ternura y fe, las alumnas del Colegio Buen Consejo, ubicado en Barracas (Buenos Aires), escribieron cartas y realizaron dibujos para despedirse del Papa Francisco. Desde sus bancos, con lápices de colores y palabras sencillas, quisieron rendir homenaje a quien siempre consideraron un amigo cercano, un padre espiritual.

Las cartas, que expresan tristeza por su partida, gratitud y oración, son también un reflejo de una historia de amistad que comenzó muchos años atrás, cuando Bergoglio aún era arzobispo de Buenos Aires.

Una historia de cercanía y gratitud

A lo largo de los años, Bergoglio caminó en numerosas ocasiones la Villa 21-24 como arzobispo de Buenos Aires. En esos encuentros, compartió charlas, mates y celebraciones con las familias, y muchas alumnas del Buen Consejo fueron confirmadas por él, en momentos que quedaron grabados en la memoria de toda la comunidad.

Bergoglio confirmando a las alumnas del Buen Consejo

El Buen Consejo, que forma parte de una comunidad de colegios que educan a chicos y chicas de la Villa 21, compartió también momentos significativos con el entonces arzobispo en las Jornadas por la Educación que se realizaban en el santuario de Caacupé. Durante varios años, Bergoglio estuvo presente en esos encuentros, siempre bendiciendo y alentando a las familias con palabras que aún quedan grabadas en el corazón.

La fe y el cariño hecho dibujo

Hoy, tras su partida, las alumnas del Buen Consejo quisieron devolver todo el cariño que recibieron de él. En sus cartas, expresan su amor y gratitud, sabiendo que ahora él está en el Cielo, cuidando de sus familias y amigas. Le escriben: “Te extrañamos, pero sabemos que ahora estás en el cielo”. “Cuidá a nuestras familias y a nuestras amigas”. “No estábamos listas para tu partida. Te extrañamos mucho”. “Ahora estás en un lugar más lindo, y ya no te va a doler más la rodilla que te operaron”.

“Ahora estás en un lugar más lindo, y ya no te va a doler más la rodilla que te operaron”.

Las alumnas, que están en tercer grado, no vivieron el tiempo de Bergoglio como arzobispo, pero crecieron escuchando hablar de él como alguien cercano. Todos los días, al terminar la oración de la mañana, le piden a la Virgen del Buen Consejo por sus familias y por Francisco. Siguen lo que él tantas veces pidió: “Recen por mí”. Y ahora, con esa misma fe sencilla, rezan por su alma y seguirán rezando por el nuevo Papa.

Entre dibujos, palabras y colores, emerge la fe que el Papa Francisco tanto valoraba: una piedad simple y cercana, propia de quien se sabe pequeño ante Dios. “Es curioso: Dios no tiene dificultad para hacerse entender por los niños, y los niños no tienen problemas para comprender a Dios”, decía.

"Vamos a rezar por vos como vos rezaste por nosotras: hoy por ti, mañana por mí. No importa dónde esté, siempre te voy a llevar en el corazón"

Esa autenticidad se refleja con ternura en los mensajes de las alumnas, como el de una niña que escribió: “Gracias, Papa Francisco. Gracias por rezar por nosotras, por todas. Te quiero mucho y acá te tengo dibujado como un recuerdo, porque nosotras nunca te vamos a olvidar. Vamos a rezar por vos como vos rezaste por nosotras: hoy por ti, mañana por mí. No importa dónde esté, siempre te voy a llevar en el corazón”.

Desde el Colegio Buen Consejo, las chicas le dicen gracias al Papa Francisco. Gracias por su cercanía, por su ejemplo, y por recordarnos —a través de su vida— que la fe auténtica siempre se expresa en el servicio, la alegría y el amor a Jesús.

Una misión que continúa

En el centenario del colegio, a través de una carta dirigida al padre Pedro Velasco, un sacerdote que dio su corazón a los mas pobres — y antiguo capellán del colegio— el Papa animó a toda la comunidad educativa a seguir adelante: “Ofréceles a todos (y a vos también) mi gratitud, han sabido sembrar bien”.

“Ofréceles a todos (y a vos también) mi gratitud, han sabido sembrar bien”.

Aquellas palabras fueron recibidas con profunda emoción, como un verdadero impulso para seguir caminando. Así lo recuerda Susana Fernández Pedemonte, directora del Buen Consejo: “Vinieron de alguien que conocía de cerca estos barrios —la Villa 21-24, Zavaleta— de donde proviene el 80% de nuestra comunidad educativa. Él caminó por estas calles, compartió mates con nuestras familias, conocía sus necesidades”, explica.

Carta de Francisco al padre Pedro por los 100 años del colegio

Sentir la gratitud del Papa por un proyecto pensado para la gente que él tanto quería fue muy significativo. “Fue como si ese reconocimiento volviera hacia él, en forma de gratitud mutua: de alguien que no solo nos conocía, sino que valoraba profundamente la misión del colegio”.

"Que el Buen Consejo siga siendo una referencia viva para las familias: un lugar donde encuentren acompañamiento, educación y esperanza"

Pero además de ser un gesto de afecto, las palabras del Papa fueron un llamado: “Sigan por ese camino”. Y ese mensaje fue recibido como una gran responsabilidad. “Una responsabilidad que compartimos entre todos: docentes, personal no docente, directivos. Todos con la misma vocación y el mismo compromiso de seguir caminando juntos”, afirma la directora.

Bergoglio junto al padre Pedro, antiguo capellán del colegio

Esa fidelidad al camino compartido lleva también a mantener un diálogo constante con las familias, con los curas y pastores que conocen de cerca la realidad del barrio. “Porque, aunque las condiciones cambien, queremos que la esencia del proyecto nunca se pierda. Que el Buen Consejo siga siendo una referencia viva para las familias: un lugar donde encuentren acompañamiento, educación y esperanza”, termina Susana Fernandez Pedemonte.