«Se os alegrará el corazón»: El sentido cristiano del sacrificio (II)
Para los cristianos el valor del sacrificio se esconde en el deseo, manso y humilde, de asociarse al sufrimiento de Jesús en su pasión, y de liberar el corazón de todo lo que lo encadena: en la aspiración a una vida más ligera, más luminosa, más libre.
«Doy mi vida para tomarla de nuevo»: el sentido cristiano del sacrificio (I)
Si un cristiano está dispuesto a ayunar, a sacrificarse por los demás, si puede llevar el sufrimiento con alegría, es porque no quiere dejar solo al Señor con el peso del mal y del sufrimiento del mundo.
«Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación
Solo Dios es más grande que nuestro corazón, y por eso solo él puede curarlo, reconciliarlo hasta el fondo. Sexta entrega de la serie “Combate, cercanía, misión”.
«No entristezcáis al Espíritu Santo»: La tibieza
La tibieza es una enfermedad del corazón, por la que las cosas de Dios nos disgustan, y por la que llegamos incluso a convencernos de que la vida, la verdadera vida, está en otra parte.
El reino de Dios y su justicia: la justicia (II)
Las relaciones más importantes de nuestra vida definen los deberes más importantes. La justicia nos dibuja una especie de mapa para no perderlos de vista. Editorial de la serie sobre virtudes “Muy humanos, muy divinos”.
Es justo y necesario: la justicia (I)
La justicia empieza por nuestra relación con Dios, que encuentra su enfoque exacto en una actitud clave: agradecimiento. Editorial de la serie sobre virtudes “Muy humanos, muy divinos”.
Muy humanos, muy divinos (XIX): Para dar lo mejor de cada uno
Las virtudes dan brillo a nuestra personalidad y nos hacen flexibles para descubrir el bien en las diversas situaciones cotidianas.
Muy humanos, muy divinos (XVII): La delicada fuerza de la confianza
La confianza descubre las potencialidades que se esconden en el interior de cada uno. Nos hace crecer de modo natural, armonioso. Nos hace capaces de más.
Muy humanos, muy divinos (XVI): La obediencia, apertura del corazón
Permanecer abiertos a la voz de Dios nos ensancha el corazón; nos permite estar, como Jesús, en las cosas de nuestro Padre.
Muy humanos, muy divinos (XV): Sencillez, para ver claro el camino
Sabernos mirados por Dios y vivir en el presente: dos actitudes para hacer que nuestra vida sea más sencilla.