Dios es nuestro Padre
En este breve video, Mons. Álvaro del Portillo considera una asombrosa realidad: Dios es nuestro Padre.
Dios nos ama
"El Dios de nuestra fe no es un ser lejano, que contempla indiferente la suerte de los hombres. Es un Padre que ama ardientemente a sus hijos, Un Dios Creador que se desborda en cariño por sus criaturas. Y concede al hombre el gran privilegio de poder amar, trascendiendo así lo efímero y lo transitorio".
Dile, a solas, que le quieres
Descansa en la filiación divina. Dios es un Padre —¡tu Padre!— lleno de ternura, de infinito amor. —Llámale Padre muchas veces, y dile —a solas— que le quieres, ¡que le quieres muchísimo!: que sientes el orgullo y la fuerza de ser hijo suyo. Niño amigo, dile: Jesús, sabiendo que te quiero y que me quieres, lo demás nada me importa: todo va bien.
El milagro de la fe
Dios quiere operar milagros constantes —resucitar muertos, dar oído a los sordos, vista a los ciegos, posibilidades de andar a los cojos...—, a través de tu actuación profesional santificada, convertida en holocausto grato a Dios y útil a las almas.
Libertad y filiación divina: La herencia de Mons. Álvaro del Portillo
Comunicación presentada por María Jesús Soto-Bruna en el Congreso con motivo del Centenario de Álvaro del Portillo, en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (12-14 de marzo de 2014).
¿Quién envidiará una caja de bombones?
Barbara Dohr conoció a san Josemaría siendo niña. Lo recuerda como “un momento alegre”. Todavía conserva un regalo de aquel día.
Evangelio del domingo: amad a vuestros enemigos
Comentario del 7.º domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo A). "Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persigan". Este mandamiento es la revolución de los cristianos, que creen en el amor de Dios y lo difunden a todo ser humano, incluso a costa de la propia honra, de su tiempo, dinero o de su prestigio.
Comentario al Evangelio: Santísima Trinidad
Comentario de la solemnidad de la Santísima Trinidad (Ciclo A). “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito”. "Es preciso convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo, como un Padre amoroso, ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y perdonando".