Via Crucis: todo encuentro tiene unas coordenadas
La Semana Santa no es solo una tradición ni unas vacaciones más. Es una oportunidad única para mirar de frente el Amor más grande que existe: el de Jesús que da su vida por nosotros. Y una manera sencilla y auténtica de vivir estos días con profundidad es rezando el Via Crucis.
San José, mi Padre y Señor
Al empezar y terminar nuestros ratos de oración con el texto que preparó San Josemaría, acudimos siempre a San José y además añadimos mi Padre y Señor. Y no deja de ser curioso que el hombre que había renunciado por amor de Dios a la paternidad, más de dos mil años después se ha invocado por miles de almas.
San José: un modelo de vida también hoy
San José no solo es una figura bíblica, sino un modelo de vida real que nos enseña a confiar, trabajar con pasión y actuar con humildad. Aquí te dejamos algunos tips para aplicar su ejemplo en tu día a día.
Luz que nunca se apaga: la confesión en Cesarea y la transfiguración
En Cesarea, Pedro no entendió que seguir a Jesús implica entrega y sacrificio. En el Tabor, sin embargo, empezó a comprender que la gloria de Cristo pasa por el sufrimiento, y que la cruz no es el final, sino el paso hacia la resurrección.
Pregúntaselo a Jesús: ¿Hay respuesta al sufrimiento?
Lánzate con audacia y aprende a rezar con el evangelio. Aprende a sentir como siente Cristo, a reaccionar como Él, a mirar con sus ojos, a pensar como piensa Él, a querer como Él, a actuar como actúa Él. En definitiva, a vivir tu vida como vive Él. Atrévete a mirarle a los ojos, a tener un encuentro personal y diario con Él. Tratále, quiérele, imítale. Pregúntale a Él. Te responderá.
Diez recursos para el Domingo de la Palabra de Dios
En el tercer domingo del tiempo ordinario, la Iglesia celebra el “Domingo de la Palabra de Dios”, para que crezcamos en la familiaridad con la Sagrada Escritura. Ofrecemos diez recursos prácticos y para profundizar.
Pregúntaselo a Jesús: ¿Compromiso? ¿Entrega? ¿Me atrevo?
Lánzate con audacia y aprende a rezar con el evangelio. Aprende a sentir como siente Cristo, a reaccionar como Él, a mirar con sus ojos, a pensar como piensa Él, a querer como Él, a actuar como actúa Él. En definitiva, a vivir tu vida como vive Él. Atrévete a mirarle a los ojos, a tener un encuentro personal y diario con Él. Tratále, quiérele, imítale. Pregúntale a Él. Te responderá.
Pregúntaselo a Jesús: ¿Amigos para siempre?
Lánzate con audacia y aprende a rezar con el evangelio. Aprende a sentir como siente Cristo, a reaccionar como Él, a mirar con sus ojos, a pensar como piensa Él, a querer como Él, a actuar como actúa Él. En definitiva, a vivir tu vida como vive Él. Atrévete a mirarle a los ojos, a tener un encuentro personal y diario con Él. Tratále, quiérele, imítale. Pregúntale a Él. Te responderá.
El artesano de Nazareth
La misión que Yahvé me había encomendado era un don inmerecido. Tener al Salvador entre mis manos, sentir su respiración tranquila y verlo dormir, era un don inmerecido. Que Yahvé me quisiera tanto como para darme por esposa a María, la llena de gracia, era un don inmerecido.