No seáis almas de vía estrecha, hombres o mujeres menores de edad, cortos de vista, incapaces de abarcar nuestro horizonte sobrenatural cristiano de hijos de Dios. ¡Dios y audacia! (Surco, 96)
Audacia no es imprudencia, ni osadía irreflexiva, ni simple atrevimiento.
La audacia es fortaleza, virtud cardinal, necesaria para la vida del alma. (Surco, 97)
He leído un proverbio muy popular en algunos países: "el mundo es de Dios, pero Dios lo alquila a los valientes", y me ha hecho reflexionar.
–¿A qué esperas? (Surco, 99)
No soy el apóstol que debiera ser. Soy... el tímido.
–¿No estarás achicado, porque tu amor es corto? –¡Reacciona! (Surco, 100)