El trabajo y la gente del Opus Dei
La vocación al Opus Dei no cambia ni modifica en ningún modo la condición, el estado de vida, de quien la recibe. Y como la condición humana es el trabajo, la vocación sobrenatural a la santidad y al apostolado.
Tener deseos de Dios
Deja que se consuma tu alma en deseos... Deseos de amor, de olvido, de santidad, de Cielo... No te detengas a pensar si llegarás alguna vez a verlos realizados, como te sugerirá algún sesudo consejero: avívalos cada vez más.
Dios y la familia
Que no olviden que el secreto de la felicidad conyugal está en lo cotidiano, no en ensueños. Está en encontrar la alegría escondida que da la llegada al hogar; en el trato cariñoso con los hijos.
La Virgen del Pilar
A una sencilla imagen de la Virgen del Pilar confiaba yo por aquellos años mi oración, para que el Señor me concediera entender lo que ya barruntaba mi alma. ‘Domina, ut sit’!, que sea de mí lo que Dios quiere que sea.
Contemplación de los misterios gozosos del Rosario
San Josemaría redactó de un tirón este breve libro una mañana de diciembre de 1931, después de celebrar la Santa Misa. En sus páginas vertía un modo de meditar los misterios de la vida del Señor y de la Virgen, y de rezar con amor y piedad el Santo Rosario. Se ha traducido a más de veintitrés idiomas y cuenta con más de cien ediciones.
Los Ángeles Custodios
Bebe en la fuente clara de los Hechos de los Apóstoles: Pedro, por ministerio de Angeles libre de la cárcel, se encamina a casa de la madre de Marcos. No quieren creer a la criadita, que afirma que está Pedro a la puerta. ¡Será su Angel!, decían. Mira con qué confianza trataban a sus Custodios los primeros cristianos. ¿Y tú?
¡Tienes un ángel!
Ten confianza con tu Angel Custodio. – Trátalo como un entrañable amigo –lo es– y él sabrá hacerte mil servicios en los asuntos ordinarios de cada día.
¿Por qué nació el Opus Dei?
El Opus Dei se propone promover entre personas de todas las clases de la sociedad el deseo de la perfección cristiana en medio del mundo. Es decir, el Opus Dei pretende ayudar a las personas que viven en el mundo -al hombre corriente, al hombre de la calle-, a llevar una vida plenamente cristiana.
Dile, a solas, que le quieres
Descansa en la filiación divina. Dios es un Padre —¡tu Padre!— lleno de ternura, de infinito amor. —Llámale Padre muchas veces, y dile —a solas— que le quieres, ¡que le quieres muchísimo!: que sientes el orgullo y la fuerza de ser hijo suyo. Niño amigo, dile: Jesús, sabiendo que te quiero y que me quieres, lo demás nada me importa: todo va bien.
Comprender, dialogar, querer
Más que en "dar", la caridad está en "comprender". —Por eso busca una excusa para tu prójimo —las hay siempre—, si tienes el deber de juzgar.