La puerta de la casa no se abría
Mis padres habían perdido las llaves de casa y fui a la ferretería a hacer una copia, pero cuando metí la llave algo no funcionó.
En una pequeña empresa editorial
Necesitábamos a un distribuidor más grande para poder llegar a un público más amplio.
Un convenio universitario
Llevábamos tiempo haciendo gestiones para firmar un acuerdo que podía resultar muy interesante.
Encontramos un cocinero
Ante la dificultad de conseguir un empleado, acudimos a don José María Hernández.
Educación de la afectividad
Podía introducirse en el sistema educativo una asignatura contraria a la naturaleza de la persona y de la familia.
Una ilusión de Chiqui: ser báculo de san Josemaría
En una carta escrita en 1969 al fundador del Opus Dei, don José María Hernández Garnica cuenta que se siente muy feliz y que desea ser "buen báculo".
José María, amigo mío, que vendamos el caserío
Necesitábamos vender un terreno y no era fácil encontrar comprador, así que acudimos a don José María Hernández Garnica.
La solución más inesperada y sorprendente
«Antes de acostarme intensifiqué mi oración a través de don José María. Recuerdo haber gritado con cierta desesperación “El barco, el barco…” mientras acababa las plegarias. Unas horas más tarde, en plena madrugada, sonó el móvil de mi yerno...».
Chiqui, colaborador informático
Ayer de madrugada hubo un prolongado corte en el suministro eléctrico que provocó el fallo de los servidores de mi empresa. Gracias a Dios ninguno se dañó y conseguimos reiniciarlos todos sin mayor dificultad, pero al probar las diferentes aplicaciones vimos que no arrancaba una de las máquinas virtuales que utilizamos, que nos es vital en el trabajo. Hicimos todo tipo de pruebas e intentos sin éxito; como era sábado, un tanto contrariados, decidimos dejarlo para seguir intentándolo el lunes.
Sentido del humor y sobrenatural en la enfermedad
Cuando en 1972 el cáncer que sufría se agravó, don José María se esforzó por conservar el buen humor.