Actualmente, en Colombia hay dos parroquias cuyo patrono y titular es san Josemaría Escrivá. La primera en Bogotá, en Ciudad Bolívar. La otra está situada en Medellín, en el barrio Belén, en Aguas Frías, en una de las laderas de la zona occidental.
Hasta mayo de 2002 ese populoso sector de Belén-Aguas Frías, no contaba con una parroquia propia, y dependía de la de Nuestra Señora de la Anunciación del sector Belén-Las Violetas. Ante las necesidades de atención espiritual de las familias de ese lugar, el Padre Omar Quintero, de la parroquia de la Anunciación, solicitó al arzobispo de Medellín la creación de una nueva parroquia, y propuso que se dedicara a san Josemaría Escrivá, quien sería canonizado en breve.
La petición fue acogida por el Sr. Arzobispo, y el 2 de junio de 2004 inició sus actividades esta nueva parroquia, con todo lo que supone de trabajo y esfuerzos. Los impulsores se pusieron a trabajar en los planos, estudio de suelos, diseño del proyecto y por supuesto la constitución de un patronato que ayudara a conseguir el dinero para su construcción.
El barrio donde se ubica la parroquia es una zona de antiguas ladrilleras que ha ido poblándose desordenadamente. Desde que fue erigida la parroquia en el año 2002, además del impulso inicial para que fuera una realidad el templo, por iniciativa propia, algunos miembros del Opus Dei, acompañados de sus amigos han estado presentes con diversas iniciativas. No ha faltado la cooperación en la catequesis de Primera Comunión y Confirmación y visitas a familias necesitadas.
También se han promovido brigadas de salud y de asesoría jurídica. Se ha impulsado una escuela de fútbol para ofrecer a los chicos un ambiente sano. Uno de los fieles de la parroquia, Federico, ha montado una biblioteca con el sugestivo nombre de “ratón de biblioteca” al que acuden cada día un buen grupo de chicos para tomar libros prestados. Por su parte, John Jairo, dedica las tardes de los jueves a enseñar cómo tener una huerta en casa. También un grupo de señoras del barrio asisten quincenalmente a unas charlas para aprender manualidades.
Después de 20 años de existencia de la parroquia los fieles sugirieron tener una imagen de san Josemaría que moviera a la devoción de las personas. Se hizo contacto con un taller de escultura en San José en Quito (Ecuador). Así, se encargó una imagen de 1.80 metros a partir de un molde hecho por Arturo Guerrero. La obra esta hecha en fibra de vidrio, con un terminado que simula el bronce.
Ha contado el autor que la escultura de san Josemaría "debía tener dos características básicas: actitud de apertura y sonriente". Se habló del proyecto a varios amigos que estuvieron dispuestos a ayudar y poco a poco se consiguió el valor requerido.
Encomendamos a san Josemaría que su devoción se siga difundiendo en esa zona de la ciudad y ayude a sus habitantes en sus diversas necesidades espirituales y materiales; y, también, le pedimos ayuda en los proyectos que tiene la parroquia: terminar de construir el salón parroquial, conseguir más donantes para el pago del saldo del préstamo de la construcción que aún queda y muchas otras iniciativas para mejorar las condiciones de vida del sector.