Una misma llamada, una invitación, a vivir una vida: ¡la vida de Jesús!

Porque todos estamos para ser santos y llegar al Cielo. Hoy. Ahora. Así, tal cómo somos: con nuestros defectos y cualidades, con nuestras luchas y caídas. Y sobre todo, con el deseo de confiar y seguir los pasos de Jesús. 

Y como dice el Papa Francisco: "que también nosotros sepamos vivir lo ordinario de manera extraordinaria, pidiendo la gracia de ser verdaderos seguidores de Jesucristo."