Para Lucía, prepararse para el Jubileo de los Jóvenes ha significado salir de sus planes de siempre y volcarse en los demás. ¿Cómo? Participando en actividades de voluntariado, como ser monitora en un campamento para niñas de 4º y 5º de primaria en Segovia. Además de pasarlo en grande, aprovecharon esos días para acompañar a las más pequeñas y mostrarles, con gestos sencillos, que seguir a Cristo también se vive en lo cotidiano.
Lucía tiene claro que las futuras generaciones son la esperanza de la Iglesia. Por eso, cree que ahora es el momento de dar lo mejor de nosotros mismos, para que otros también puedan descubrir a Cristo a través de nosotros. Su testimonio es una invitación a que cada uno, desde donde está, se convierta en un pequeño reflejo de esa esperanza que hace nueva a la Iglesia.