Guadalupe conoce a san Josemaría

El 25 de enero de 1944 Guadalupe acudió por primera vez a un centro del Opus Dei donde conoció a san Josemaría. Aquel diálogo supuso el inicio de su vocación.

Guadalupe Ortiz de Landázuri

Libro Guadalupe Ortiz de Landázuri. Trabajo, amistad y buen humor, pp. 42-45, de Mercedes Eguíbar Galarza.


Después de terminar los estudios de Química en 1941, Guadalupe comenzó a dar clases.

Su vida transcurría tranquila, hasta que a comienzos del año 1944, al salir de misa un domingo, notó en su interior que Dios le pedía algo y que necesitaba hablar con un sacerdote.

Al salir de la iglesia de la Concepción en Madrid y tomar el tranvía, se encontró con su gran amigo Jesús Serrano de Pablo. A raíz de la amistad que tenían, le comentó su necesidad, y Jesús le facilitó el teléfono de san Josemaría Escrivá de Balaguer.

El 25 de enero acudió a la cita con el fundador del Opus Dei, en un pequeño chalé en la calle Jorge Manrique 19, el primer centro de mujeres de la Obra. Esa fecha quedará marcada en su memoria como el inicio de su aventura espiritual.

Al salir de misa un domingo, notó en su interior que Dios le pedía algo y que necesitaba hablar con un sacerdote

La primera impresión de Guadalupe al ver a san Josemaría era la de un sacerdote joven aún, de 42 años con una sonrisa abierta que denotaba profunda alegría y una extraordinaria viveza de palabra y de movimiento que no ocultaba, sin embargo, su recogimiento interior. Guadalupe se sintió impresionada y atraída de modo que enseguida se abrió en confidencia: ¿Qué tengo que hacer con mi vida?

Así lo contaba ella misma años después: Recuerdo cuando conocí al Padre. Una tarde de fines de enero del invierno madrileño de 1944 (...). Por medio de un compañero con quien me unía amistad y confianza, Jesús Serrano de Pablos, a quien hablé de mi deseo de tener un director espiritual, me puse en contacto por teléfono y acudí a la dirección que me dieron para conocer a don Josemaría Escrivá de Balaguer, de quien yo no sabía, hasta ese momento, absolutamente nada, ni tampoco, naturalmente, de la existencia del Opus Dei (...). Nos sentamos y me preguntó: ¿Qué quieres de mí? Yo contesté, sin saber por qué: Creo que tengo vocación. El Padre me miraba: Eso yo no te lo puedo decir. Si quieres puedo ser tu director espiritual, confesarte, conocerte... [1]

Guadalupe salió de aquella conversación con la seguridad de que era eso lo que andaba buscando y que Dios la llamaba a seguirlo en el Opus Dei. Por su parte, san Josemaría, respetando absolutamente su libertad, la invitó a asistir a un curso de retiro que comenzaría unos días después.

Será después de ese curso de retiro cuando verá clara su vocación al Opus Dei y pedirá la admisión como numeraria.


[1] AGP, GOL, D-Manuscrito autógrafo, 1975.