A través de algunos amigos del Opus Dei conocía la figura y Obra de San Josemaría Escrivá. Llevado de un arranque espontáneo, me desplacé a la catedral de Madrid, donde hay una capilla dedicada a San Josemaría . Allí pedí insistentemente por la salud de mi esposa.
Al día siguiente era la operación. Sin embargo, por la mañana miré la zona donde estaba el melanoma y me quedé lívido: no quedaba ni rastro de él. Examiné otra vez el sitio -esta vez con una lupa- y la piel estaba completamente limpia.
Al día siguiente era la operación. Sin embargo, por la mañana miré la zona donde estaba el melanoma y me quedé lívido
Naturalmente, fuimos a la consulta del médico que debía operarla esa misma mañana y quedó confuso, al no ver ni sombra del melanoma que él mismo había diagnosticado. Volvió a examinar varias veces a mi esposa y al final dijo que, efectivamente, había desaparecido y que ya no era necesaria la operación.
La curación instantánea la atribuyo firmemente a la intercesión de San Josemaría. Me ha parecido de justicia escribir este relato y transmitirlo a la Postulación del Opus Dei.